"Espero que vivas todos los días de tu vida"

lunes, 22 de marzo de 2010

Capítulo 55 - HISTORIAS DE AMOR


- ¡Pisa el freno!, ¡No! ¡El acelerador no! ¡El freno he dicho!
- ¡No recuerdo cual es el freno!
- ¡No ese es el embrague!¡Yo digo el freno! ¡En medio! ¡En medio!
- ¡Lo he encontrado, ya esta!
-¡No! ¡Qué haces! ¡No lo pises de gol...!
- ¡Ahhh!

Y el freno para el coche en seco. Los dos dan un salto y se envuelven en una gran nube de polvo. Se oye cantar a un pájaro. Después ella lo mira a él aterrada y él la mira de la misma manera.

- Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja - Ríen los dos sin parar
- Ha sido divertido
- ¡ Pensé que nos íbamos a choca con la pared del fondo!
- ¡Pero si está lejisimos! - Ríe él
- ¡Lo sé! Pero lo pensé
- Bueno, está bien, probemos de nuevo. Pisa el embrague y una vez pisado suéltalo poco a poco mientras aprietas suavemente el acelerador... - Le dice el paciente - ¡Suavemente!
- Lo se, lo se... ¡Es que me pongo nerviosa!
- Tranquila... tu ve despacio - Dice - ¡Eh! Tienes que poner primera antes de arrancar... ya te lo he dicho
- ¡Lo siento! Es que son demasiadas cosas en tan poco tiempo...
- Ja, ja, ja... ¡Estás muerta de miedo! ¡Me encanta!
-¿Te encanta?
- Sí. Siempre pareces muy segura y listilla de todo. Me gusta que no seas tan perfecta como pareces ser. Así tienes más encanto. Bueno, está bien, prueba de nuevo

Ella arranca con más seguridad. Despacio, poco a poco, siguiendo las indicaciones de él. El coche comienza a moverse, esta vez con más soltura y con más control.

- Oh Dios mío, ¡Se mueve! - Grita ella
- Tranquila... ahora gira el volante...

Ella sigue sus indicaciones y el coche va moviéndose cada vez mejor.

- ¡Estoy conduciendo! ¡Mira, estoy conduciendo! - Le dice ella muy emociona
- Ja, ja, ja... Sí... ya lo veo...
- ¡Es genial! Probemos otra vez... - Dice ella emocionada. Él la mira y sonríe
- Vale... probemos otra vez... - contesta dulcemente


Ya es de noche. Y se nota que el invierno llega, hace más frío de normal. Él y ella están dentro del coche volviendo del descampado donde han pasado una tarde dando clases de conducir. Parece que eso les ha avivado el apetito y han parado en un Mc-auto a comer algo. El menú: unas hamburguesas con patatas y nugets de pollo. Después el destino los ha llevado hasta un parque donde saborear ese pequeño festín. 

- ¿En qué piensas? - Pregunta él mientras ve como ella mira fijamente su hamburguesa. 
- Estaba pensando en que seguro que ya no me olvido de ti nunca en toda mi vida... 
- Ja, ja. Vaya, ¿Y eso por qué? 
- Pues porque la primera vez que he conducido a sido contigo. Entonces no tendré más remedio que recordarlo. Es como todo... siempre recordamos las primeras veces... el primer beso, la primera vez que hicimos el amor... pues también se recuerda la primera clase de conducir...
- Visto así, resulta una comparación muy romántica - bromea. Ella le suelta un empujón 

Sentados en la hierba del parque como si fueran indios, saborean la comida. Están a gusto, y aunque hace un poco de frío no parecen notarlo. Después ella se da cuenta de que están teniendo algo parecido a una primera cita. Es la primera vez que salen solos y que las fiestas de la ciudad han terminado. Ella lo mira, siente curiosidad por saber que cosas esconde alguien como él... 

- Dime, ¿Qué es lo qué más te gusta? 
- ¿Lo qué más me gusta?
- Sí, cuales son tus aficiones, que haces en tu tiempo libre... - Pregunta ella
- Pues... me gusta... Me gusta la montaña, tocar la guitarra, los animales también... de pequeño quería ser veterinario - Dice sonriendo mientras baja la cabeza pensando en aquellos momentos.
- Ja, ja, ja ¿En serios? ¡Yo también quería ser veterinaria! Cuando era pequeña, teníamos en casa algo parecido a un Zoológico. Todos los gatos que llegaban a mi casa pidiendo algo de comer terminaban quedándose y tenían camadas. Igual que los pájaros que caían de los árboles o incluso las lagartijas... 
- Ja, ja, ja ¿De verdad? 
- Sí, cuando moría algún animal obligaba a mi familia a hacer algo parecido a un entierro... 
- Ja, ja, ja
- ¿Y qué más? 
- Pues... como ya sabes tocar la guitarra, cantar, irme de cerveza con los amigos... también me gusta la lluvia. 
- ¿La lluvia? 
- Sí, los días de tormenta me inspiran. Me hacen sentir bien... - Dice él mientras la mira. 

Ella sin darse cuenta tiembla. Se da cuenta de que él, es alguien fascinante y que lo tiene sentado ahí delante, al lado de ella. De repente, siente que ya lo conoce de toda la vida aunque haya aparecido solo hace unos meses. Siente una gran conexión. 

- ¿Y tú qué preguntona? ¿Qué cosas te interesan? - Dice él. Y la saca de esa burbuja en la que estaba sumida. 
- A mi... también me gusta la lluvia... me gusta que llueva por la noche y disfrutar el sonido desde dentro de la cama... también opino que los días de tormenta... son increíbles para hacer...
- Para hacer el amor... - Se adelanta él 
- Ja, ja, ja. Sí, es un clásico pero son geniales...
- Opino lo mismo... - Sonríe 
- Me gusta mucho también filosofar sobre la vida, la música, ya lo sabes...
- Sí, lo se. Pero aun no me has cantado... - Le recuerda él 
- ¡No es el momento! Pero lo haré... Si seguimos hablando claro... dice ella divertida. 
- Así que te gusta filofar sobre la vida... 
- Sí. Me gusta pensar en porque estamos aquí, porque no nacimos en otro lugar. En el destino vaya. ¿El hombre de tu vida está destinado para tí o lo eliges tú? 
- ¿A qué te refieres? - Pregunta él 
- Pues verás... si yo ahora me fuera a vivir a otra ciudad... y conozco a alguien y acabo con esa persona. ¿Era esa la persona de mi vida o simplemente a terminado siéndolo porque me he ido a vivir fuera? ¿Y si me hubiera quedado aquí? ¿Habría terminado con otro, o ese hombre habría terminado en mi vida fuese como fuese? 
- Eso yo también lo pienso muchas veces. Pero ¿Sabes qué? Creo que eso se sabe. Mi madre supo que mi padre era el hombre de su vida y al revés. 
- Sí. Creo que mis padres también. Mi madre dice que cuando conoció a mi padre supo que era el hombre con el que quería casarse para siempre. ¿Cómo se conocieron tus padres?
- ¿Mis padres? Pues verás, mi padre era el ligón de la universidad, las tenía a todas locas, cosa que aun no entiendo... 
- Bueno, supongo que no lo entiendes porque lo ves como a un padre...
- Se había acostado con toda la clase menos con mi madre. Un día le entró el capricho de ella. Y se pasaba todos los días en la cafetería para encontrarse allí con ella. Al final mi madre sucumbió a sus encantos... pero mi padre también a los suyos. Se casaron años más tarde y después me tuvieron a mí 
- Vaya, a si que has salido a tu padre... - Dice ella - Todo un conquistador
- Ja, ja, ja. No te creas... - Dice él divertido intentando parecer modesto 
- ¿Y tú niña pija? ¿De donde sales?
- Mi madre tenía un novio. Ese novio murió en un accidente de coche y se quedo sola. Mi padre estaba casado y era canta autor. Le apasionaba la música, tanto como ahora. Era algo famoso en sus tiempos. Necesitaba alguien que hiciera los coros en sus canciones y entonces, conoció a mi madre. Mis padres, se llevan ocho años. Mi madre lo veía como un hombre mayor y casado. Pero con el tiempo, los dos se enamoraron. Mi padre dejó a su mujer para casarse con mi madre y mi madre, se podría decir que dejó todo por amor... luego, aparecí yo en sus vidas... 
- Vaya, vaya... las historias de amor son fascinantes... 
- Sí... 
- ¿Y tú qué? ¿No tienes ninguna? - Le pregunta él interesado en ella
- ¿Yo? Mmm, yo creo que aun no he tenido una historia de amor. Yo diría que más bien he tenido historia de horror... 
- Vamos, no será tan malo
- Prefiero no hablar de ello - contesta ella seca. Él se da cuenta
- Está bien... está bien... lo dejaremos para otro día...
- ¿Y tú? ¿Siempre has pasado tanto de las mujeres o ahora se ha puesto de moda? 
- Pues... ya sabes lo que dicen. Para volverte malo primero has tenido que ser muy bueno...
- ¿Y tu lo has sido? - Pregunta ella - ¿Tú has sido bueno? 
- Eso... también es otra historia... - Dice él. Recuerda todo y sin querer, siente miedo. La mira a ella y después aparta la mirada. Esa chica le empieza a gustar de verdad... no es justo, ahora que era feliz aparece ella. Sí, se siente feliz, pero podría dejar de serlo si se empieza a permitir sentir algo más. Los cables se le tuercen - Hace frío. Deberíamos entrar en el coche, es tarde. Tal vez, debería llevarte a casa... 
- Sí, es cierto. Está refrescando

Durante el camino, ninguno de los dos habla, ninguno de los se mira. Pero ambos se sienten. El mira al frente y ella por la ventana intentando encontrar las estrellas que brillan en el cielo. Él aprieta los dientes muerto de rabia. Ella se pregunta que bicho le ha picado a él y después piensa que lo que ocurre es que él no siente nada por ella. Los dos se sienten confundidos y estúpidos. 
El coche se detiene en la puerta de ella. Ya es tarde, debe entrar a casa. Pero una fuerza extraña hace que no pueda levantarse de ese asiento. 

- Buenas noches señorita... - Dice él.

Ella viendo que la hecha discretamente, no insiste. 

- Gracias por traerme... buenas noches... - Y se dispone a salir del coche. Aunque sin darse cuenta, espera unos segundos. Intentando alargar la situación, intentando mandarle a él una señal. Él la mira. Es tan bella, piensa. Y después sin saber porqué algo pasa en él. 

- ¡Espera! -Dice él
- ¿Que pas..

Y se besan. Él la besa a ella y ella lo besa  a él. Se besan por primera vez sin estar borrachos. Se besan para despedirse, se besan, porque sin saber muy bien por qué lo desean con todas sus fuerzas. Y cuando ella cierra la puerta del coche y entra a casa, y cuando él arranca y continúa su camino... sin saber muy bien los dos están sonriendo con cara de tontos. 

sábado, 20 de marzo de 2010

Capítulo 54 - ES PARA HACER EL AMOR...


Un poco de carne, cebolla picada, lechuga mojada escurriéndose en el fregadero. Ángel haciendo un intento de barrer la cocina y Sara viendo la televisión. Él y ella cortando en pedazos la comida. 
Los padres de él no están, así que no estará nada mal picar algo bueno después de la fiesta de a noche. La comida resulta un éxito, todos se han reído y han escuchado algunas de las bromas de Ángel, Sara le ha reñido por erutar algunas cuantas veces en la mesa y enseñar sus calzoncillos. Ellos han tenido muchas miradas cómplices, no solo en la comida, también cuando han fregado los platos juntos. Después, Sara y Ángel se han subido a la habitación para hacer cosas para mayores de dieciocho años y él y ella se han quedado en el sofá viendo la tele. Uno de esos programas estúpidos que se ponen para sentirte acompañado pero que en realidad no ves. Y mientras en la tele explican como se hacen los globos en una fábrica, ellos disimulan y se acercan el uno al otro hasta que finalmente terminan apoyados cabeza con cabeza y se quedan dormidos. 

Se despierta él primero. Lo que ve a continuación es la cara de Ángel, algo forzada intentando poner una expresión de enamorado, riéndose de como los dos se han quedado así dormidos. Ángel no aguanta y suelta una carcajada. Él le hace una señal para que baje la voz y no la despierte. Entonces el amigo vuelve a reírse de la actitud que él tiene. 

- Bueno que, ¿Ya ha pasado algo? 
- Que va tío... solo nos hemos besado alguna vez...
- Vamos, ¿Duermes con ella y no te las has follado?, no me lo creo - Insiste Ángel 
- No, ya te he dicho que no... no es de ese tipo de tías... 
- Ostia macho, ¿No me jodas?... ¿Es de las típicas tías a las que no te follarías porque les harías el amor? 
- Tampoco nos pasemos... - Dice él para no parecer demasiado pillado de ella... 
- Oh Dios mío... ¡Si que es de esas tías! 

Ella se mueve entonces medio despertándose por el grito que Ángel acaba de dar... pero después de remolonearse un poco vuelve a quedarse quieta y dormida. 

- Tío, deberíais salir alguna vez solos... no podéis tener intimidad - Él se sorprende de que su amigo haya dicho algo con coherencia
- Ya, ¿Pero y que le digo? 
- Tío, pareces nuevo... "Hola, ¿Te gustaría salir por ahí?"
- Ya no se, ¿Y si dice que pasa?
- Ja, ja, ja... esta pava a dormido contigo en la misma cama toda la semana, te ha comido la boca varias veces y te ha regalado jamón, ¡Jamón tío! Eso es que le molas... es una indirecta... 
- Mmm, ya... bueno, no cantemos victoria tan rápido 
- Tú déjaselo al rey del amor - Dice Ángel. Y él levanta una ceja dándole muy poca credibilidad a esas palabras. 

Cuando ella se despierta, siente el fuerte brazo de el en su cabeza. Ángel toma una taza de café en la mesa mientras lee una revista y él ve ese estúpido programa. Ahora ya no son globos, ahora es como se hacen unas piezas metálicas que forman parte de una máquina. 

- Buenas tardes bella durmiente, va a haber que empezar a mover el chiringuito, mis padres no van a tarda mucho en llegar... - Dice él despacio para no sobre saltarla demasiado. 
- Bien tío. Ahora podríamos hacer algo los tres... ir a dar una vuelta... no se - Propone Ángel
- Emm, tío no se si ella ...
- Estaría muy bien... - Termina ella la frase...Ángel mira a su amigo sabiendo lo que hace. 

La casa queda limpia y terminada y se disponen a salir. 

- ¡Se me había olvidado! He quedado con Sara esta tarde.... que despistado soy... - Y después le guiña exageradamente un ojo a su amigo - Tendréis que dar ese paseo sin mí... ya sabéis que me gustaría acompañaros, pero el sexo... me llama... Lo siento... 
- Bueno, luego puedes venir si quieres... - Dice Él dándose cuenta de que trama su amigo
- Oh... pues es que seguramente vaya para rato... No creo que pueda... de hecho creo que seguro que no pueda... 
- Tranquilo, lo entiendo... tendrás ganas de estar con Sara - Dice ella.
- Que chica más compresiva... deberías invitarla a tomar algo tío - Añade Ángel
- No te preocupes ya se me ocurrirá algo - Sonríe él 
- Seguro que sí. Bueno pequeños tortolitos... a vivir... - Él lo mira con cara de querer matarlo... 

- Bueno... ¿Y ahora que hacemos? - Pregunta ella mientras monta en el coche de él 
- Pues... si te apetece podemos tomar un cae y te dejo después en casa - Dice él intentando parecer despreocupado por quedar con ella o no. Ella no se da cuenta pero intenta hacer lo mismo. 
- Oh, si lo prefieres puedes dejarme en casa ya... 
- Como tú prefieras... 
- No, en serio, como tú veas... 
- No, como veas tú... 

Los dos se dan cuenta y se callan. Él conduce sin saber a donde llevarla y ella mira por la ventana. Los dos se insultan a si mismos por ser tan orgullosos y estúpidos. 

- Que mal se me dará conducir... - Dice ella... - Estoy deseando de sacarme ya el carnet, pero no tengo ni idea... parece demasiado complicado...
- No, es sencillo
- A mi me parece una odisea. Pedales, intermitentes... ¡Vaya lío! - Dice ella 
- ¿Nunca has conducido?
- Ja, ja, ja. Nunca, ni siquiera se arrancar el coche... 
- Bueno, al principio es algo difícil. Pero luego es pan comido. 

Se hace de nuevo el silencio. Ella mira por la ventana y él al frente de la carretera. La música los relaja, el viaje es tranquilo y sin mucho comentario. Ella entonces sale de su burbuja y observa la calle. Ese no es el camino hacia su casa, no le lleva por donde siempre lo hace. Tampoco hay demasiados edificios, se están alejando de la ciudad. Solo hay postes de luz y bastante tierra. 

- ¿A dónde vamos? - Pregunta ella confusa
- Vamos a darte tu primera clase de conducir... 

lunes, 15 de marzo de 2010

Capítulo 53 - JAMÓN, JAMÓN


Esa mañana fue muy diferente al resto de las mañanas en las que los dos se habían despertado juntos. Esta vez, se despertaron prácticamente a la vez. Y los dos sin saber muy bien por qué, esta vez sentían la necesidad de dedicarle al otro más tiempo. De mostrar un poco más lo que sentían y por que no, ser un poco más cariñosos. 
Cuando ella abrió los ojos lo primero que vio fue su cara. Su cara dulce de niño bueno. Sintió algo raro en el estómago cuando se quedo mirándolo un poco más y después suspiro cerrando los ojos. Un poquito más, pensó. Y seguido a ese pensamiento recordó aquellas palabras tan dulces que él le había dicho por la noche: Me encantas. Se dio cuenta después, de que ella aun no le había contestado y de que posiblemente él tampoco se acordaría de aquello viendo lo borracho que había estado la noche anterior. 

Cuando el abrió los ojos, paso la mano por encima de la cintura de ella y vio sus pestañas largas cerradas, su piel fina y tersa, su boca entre abierta. Y al igual que ella, sin saber porqué sintió mariposas dentro del estómago. Sintió querer parar el tiempo y quedarse allí con ella. Se dio cuenta también, de que cuando no dormía con ella se sentía mucho más solo y de que, hacía tiempo ninguna chica dormía con él en la misma cama. Había estado con otras, sí. Pero una vez terminado el trabajo cada uno se había ido a su cama, a su casa, lejos. Esta vez, era diferente. No solo porque todas las mañanas se despertaban juntos, sino porque lo que sentía no se le parecía en nada. Por un instante sintió miedo. 

Entonces los ojos de ella se abrieron despacio y los de él se cerraron. Y al cabo de unos minutos, después de disfrutar del aliento de ambos, después de seguir abrazados en la cama, ella por fin habla. 

- Buenos días... - su voz es dulce...

Él se retuerce entre las sabanas y se acerca más a ella, fingiendo no querer soltarla. Ella suelta una pequeña carcajada y se deja abrazar. Los dos piensan que hoy disimulan muy mal sus sentimientos y después se paran un poco creyendo que eso será efectivo. 

- ¿Qué hora es? - Pregunta él algo aturdido
- Las 11:30... 
- Mis padres hoy no están... - habla él con un hilo de voz...
- No pienso creerte...- Dice ella bromeando después de lo que pasó la anterior vez que ella durmió allí. 
- Por cierto, si bajas al baño, recuerda que Ángel y Sara están abajo durmiendo. Se quedaron aquí, pero llegaron más tarde. 
- ¿Cómo lo sabes? - Si te dormiste antes de que llegaran...
- Ya pero ahora puedo escuchar sus ronquidos. Y solo hay alguien que ronque así... 

Los dos se miran y sonríen. 

- Vaya, se me olvidaba... hoy es oficialmente tu cumpleaños... - Sonríe - Felicidades...
- Gracias... - Dice él. Y después siente que lo que más le gustaría sería que ella lo besara como regalo de cumpleaños.

- Por cierto, tengo un regalo de cumpleaños... 
- ¿En serio? - Dice él emocionado. - No me lo esperaba... -Y no miente cuando lo dice con una sonrisa en los labios. 

Ella se levanta de la cama. Él la observa y piensa que es sexy con esa camiseta corta y esos calcetines arrugados. Con su melena morena larga y algo despeinada recién levantada. Le encanta. Ella rebusca entre su  bolso y finalmente saca un paquete envuelto. Tiene una forma rara. 

- Toma, feliz cumpleaños 

Él coge el paquete

- Pero, ¿Qué narices es esto? - Dice el al palparlo. - No es ropa, pero es blando... 
- Ja, ja, ja... Ya lo veras... ¡ Ábrelo! 
- ¡Tengo miedo! - Grita el divertido encima de la cama con ella - ¡Qué es por Dios! 

Después de algo de pelea con el paquete, este consigue ser desenvuelto. Y ahí está, rosado y jugoso. Exquisito. 

- ¡Es jamón! ¡Me has comprado jamón porque el otro día te dije que me encantaba y hacía tiempo que no lo comía! 
- Ja, ja, ja. ¡Sí! 
- Ja, ja, ja... 

Y después se besan. Sin que ninguno de el primer paso. A la vez, compenetrados... sin pensarlo ni un solo momento. Él la empuja en la cama y siguen besándose tumbados. Después él separa los labios, a dos centímetros de ella dejando pasar una rendija de luz entre ambos. 

- Es el mejor regalo que me han hecho nunca, es imposible que pueda olvidarlo

Ella no habla, no sabe que decir. Sin querer siente ganas de decirle las palabras mágicas pero después se hecha atrás. Solo mira sus ojos y él mira los suyos. Y los dos brillan de felicidad. Es hermoso... piensan. 

Capítulo 52 - ME ENCANTAS


Se mueve de un lado a otro. A veces incluso se queda quieto y cierra los ojos. Está agotado, no entiende muy bien que hace ahí y porque todo le da vueltas. Ve a la gente saltar y cantar. También le parece contemplar a sus amigos y mientras, hecha otro trago. Camina un poco hacia delante y hacia atrás, pero alguien lo frena, antes de que choque contra la vaya. 

- ¡Ni se te ocurra beber más! - Grita ella
- TU-NO-MANDAS- Contesta él con voz de borracho 
- En este momento podría hacer todo lo que quisiera contigo... si te soplo te caes al suelo del pedo que llevas... 
- NO TE CREAS TAN FUERTE... - Rechista sin entenderse muy bien 
- Muy bien... chico duro... ¿Eso es lo que quieres? ¿Seguir bebiendo? 
- No
- Ja, ja, ja. Vas mejorando... vale, ¿Entonces qué quieres? 

Y entonces el la agarra y la aprieta contra él. Lo hace con bastante fuerza y firmeza. Sin miedo - el alcohol - y   la besa. La besa de un modo apasionado, pero tierno... dulce pero también amargo, como si una parte de él no la soportara. No soportara su genio, no soportara sus ordenes o sus miradas... no soportara verla con otros. Pero por otra parte, la besa sintiendo que la quiere, que todo lo anterior viniendo de ella la hace perfecta. Ella corresponde su beso. Se deja abrazar, se deja querer. Y por primera vez, los demás amigos ven lo que está pasando a primera mano. Para ellos dos, los demás no existen. Él le agarra la cabeza y sigue besándola, la coge entre sus brazos como si sintiera la necesidad de protegerla. Y la música sigue... todo sigue... pero ese instante para ellos se ha parado. 

Entonces el se detiene por un momento. Y aparta un poco los labios de los suyos 

- Sácame de aquí - Le pide 
- ¿Te encuentras mal? - Pregunta ella algo asustada

Él asiente con la cabeza. Y ella después de un montón de empujones, pisotones y algún que otro insulto consigue sacarlo de toda esa multitud hasta una esquina donde lo sienta en el suelo. Lo abriga más y se acerca a su lado. Él apoya la cabeza contra ella

- Tengo frío... - Dice borracho y con voz débil. 

Ella sonríe. Le hace gracia que alguien tan grande parezca tan indefenso. 

- ¿Quieres que vayamos a casa? - Pregunta ella. Y él, vuelve a asentir. - Pues vamos, te ayudo a levantarte. 


Una hora después. Entre el tráfico, y los taxis ocupados consiguen uno que los deja cerca de la casa. Ella lo agarra para ayudarlo a andar. La casa de él está vacía. 

- Vamos pufillo... un poco más y ya estás en la cama. - Dice mientras lo ayuda a meterse en ella 
- Tengo sed... 
- Pues ahora te traigo el agua... - Dice ella amable y cariñosa... Pero cuando se dispone a bajar, él agarra su mano
- Quédate... - Le pide 

Ella lo mira. No puede decir que no... en medio de la oscuridad, puede ver su cara dulce y algo enferma por el alcohol. Se mete en la cama con él. 
Entonces cuando ella entra en la cama, él la abraza y la besa de nuevo. La agarra fuerte y la coloca debajo de él - no es muy difícil moverla con lo pequeña que es ella respecto a él - y continúa besándola. Le gustaría estar así toda la noche. A ella también. Pero el alcohol de nuevo le juega una mala pasada. Y mientras roza sus labios con los de ella, la cabeza le da vueltas. Finalmente se derrumba encima de su pecho y cierra los ojos... 

- No te preocupes... - Dice ella mientras le rasca la cabeza...- Duerme...

Entonces él. Sin querer, sin pensarlo ni un segundo. Tal vez borracho o tal vez no, convirtiéndose en la persona más sincera del mundo... 

- Me encantas... - Dice. Y después la besa en la mejilla 

Ella sonríe y abre los ojos. No se lo esperaba. Él se queda dormido... pero está claro que después de eso... ella no va dormir mucho esa noche. 

Capítulo 51 - FELIZ CUMPLEAÑOS



A muchas personas les pasa. Cuando el día de su cumpleaños llega sienten nostalgia por ver pasar los años. Pero cuando se trata de una persona joven lo que más suele sentir, es el miedo a ver, como ya esa fiesta que se celebraba con tantas ganas cuando se era un niño, ya no tiene la misma importancia. Los regalos son inexistentes, las felicitaciones se reducen y toda la emoción se limita a una buena borrachera y la futura post-depresión que puede que le siga al día siguiente. 

Sí, él no esperaba nada especial aquella noche aunque fuera su cumpleaños. Claro que este... no era un año como los demás... 

- ¿Entonces vienes esta noche o no? - Pregunta él desde el ordenador 
- Sí, ya he quedado con las chicas... aunque no sea muy bien recibida por algunas... - Dice ella
- Bag, no les hagas caso. Ya te conocerán... 
- ¿Tan bien como tú? - Dice ella irónica 
- Yo conozco tu secreto... no creo que lleguen a conocerte tanto 
- Ah, ¿Sí? ¿Y cual es mí secreto? - Pregunta ella intrigada
- Eres como... no sabría que decirte... un corderito... 
- ¿Un corderito? 
- Sí, pareces muy dura y muy segura de tí... pero en realidad escondes algo... y eres sensible, incluso frágil diría yo

Ella se asusta...

- Ja, ja, ja. No creas que me conoces... - Escribe ella finalmente - Bueno, ahora si me disculpas... voy a cenar algo antes de coger el autobús. 
- ¿Qué cenas? 
- Mi padre a comprado patés, tabla de quesos y jamón ibérico 
- ¿Jamón ibérico? Bff, como me gusta el jamón. Hace mucho que no como jamón. Antes mi padre compraba, pero ahora vamos más justos. Bueno ratilla, que aproveche. Date un buen festín. 
- Lo haré
-Luego nos vemos... 
- =P

Y se desconecta. 

Horas antes, ella intentaba dar con una buena idea para el regalo de él. Sus esfuerzos habían sido en vano. Ya que las ideas eran demasiado caras. Y otras, demasiado trabajadas como para regalárselas ya que parecería demasiado interesada. Pero necesitaba encontrar el regalo perfecto, aquel que fuera divertido y sencillo, pero con un significado especial. Algo que no se olvidara nunca... algo especial, diferente... algo como él. Y esa noche, mientras cenaba, sin darse cuenta llego a su cabeza el regalo perfecto para él. Ahora solo tenía que conseguir comprarlo. 

- ¡Entremos a liarla por favor! - Grita Ángel con una botella de litro de cerveza y los pantalones bajados. Los demás ríen. 
- ¡Ángel, para ya! - Dice su novia algo desquiciada 
- Ven cariño, dame un beso - Le contesta Ángel tranquilo 

Más atrás está Anna, com algunas amigas y ella. Y al fondo, el resto de chicos con él. Él la observa desde atrás, la ve menuda y frágil. Siente la necesidad de no apartarle la mirada. Como si le pudiera pasar algo, como sin querer sintiera que ella era parte de él. 

Los chicos corren a la entrada. Entran eufóricos. Compran Alcohol, comida. Bailan, fuman, ríen y cantan. Algunos se encuentran con amigos en el recinto. Esta noche está el aforo completo, casi no se puede andar. Toda la ciudad a acudido allí a despedirse de la fiesta que ha durado dos semanas. Dos semanas tal vez insignificantes para otros, pero a ellos, les ha servido para conocerse. 

Algunos amigos van desapareciendo. Anna encuentra a conocidos, Sara y Ángel se besan. Los demás hacen juegos para beber. Las horas pasan, y la noche avanza con ellas, con los gritos se acompasan con los saltos de alegría, es la última noche, hay que celebrarla. Ella baila con las demás chicas, a la vez él la observa mientras hecha un trago. Alguien se acerca a ella. Él se tensa durante un segundo mientras ve como ella y ese chico desconocido se abrazan.  No aguanta más y se acerca a los dos. 

- Eh, ¿Quieres beber algo? - Dice él usando la primera escusa estúpida que le viene a la cabeza

Ella, al ver que funciona la estrategia planeada decide ignorarlo un poco más. 

- No, gracias - Contesta ella 
- Que amable... - Dice él celoso por lo bajo...
- ¿Perdona? - Contesta ella creyendo haber escuchado algo 
- Nada, ¡Dejalo! - Y entonces vuelve con sus amigos 

- Vale, esta celosisímo - Le dice el amigo de ella 
- ¡Lo has hecho bien! - Dice ella entre risas 
- No entiendo porque tanto juego, se nota que ese chico te encanta y tu le gustas a él. Os doy unas horas para que pase algo entre vosotros. Y a este paso... para que acabéis juntos 
- Ja, ja, ja. No lo creo. Es un poco duro de roer... a veces nos e por donde va - Contesta ella 
- Ahora creo que él me odia... 
- ¡No te odia! Ja, ja, ja... ¡Oh vamos!
- Bueno, ¿Y le has dado ya el regalo del cumpleaños?
- No, no he encontrado el momento.
- Le va a encantar, es original... Tienes una mente creativa... 
- ¿No te parece demasiado simple? 
- Ahí es donde está la gracia... 

Y mientras, desde la barra, él los observa fingiendo que no es así. ¿Qué estarán diciendo?, se pregunta. Y lo más gracioso es que piensa en un montón de temas que no tienen nada que ver... ¡Qué negativos somos cuando nos gusta alguien! 

lunes, 8 de marzo de 2010

Capítulo 50 - CAZADORES DE MENTES


El "peligro" ya ha pasado. Incluso él le ha hecho algo de comer a ella mientras hablaba con su madre. Después los tres se han ido del salón y se han puesto a discutir sobre cual era la mejor película para ver una tarde como esa. La ganadora: Cazadores de mentes. Una película de suspense y acción, que curiosamente, ha sido recomendada por ella. Los otros dos han cedido. 

Ángel está tirado en el sofá más grande. Donde sin ningún tipo de esfuerzo cabrían dos personas. Ella se ha puesto en un sofá la mitad que ese. 
Después ha llegado él y ha visto el panorama. Le ha dado igual. Se ha sentado al lado de ella sin dudarlo. Ella entonces se ha dado cuenta de la jugada de él, al ver todo el sitio que queda libre en el otro sofá. Sonríe para sus adentros. Le gusta que él se siente a su lado. Le encantaría besarlo. De hecho, no lo besa desde hace tiempo y hoy está guapísimo. 

Sara - la novia de Ángel - ha llegado unos minutos después. Se ha tirado al sofá con su novio y se han acomodado haciéndose carantoñas. Ellos dos, los han contemplado celosos. Les encantaría poder hacer eso con la misma facilidad, pero no. Él no hace nada y ella tampoco. Solo se miran y sonríen. 

Apagan las luces, la película empieza. Aunque para ellos no mucho. Pasan los minutos y solo piensan en como acercarse más el uno al otro. 
¿Y si le agarro la mano?, piensa él. ¿Y si le digo que se acerque a mí?, piensa ella. Pero ninguno de los dos se lo dice. Al cabo de un rato, los dos están más cerca el uno del otro. Han ido acercándose disimuladamente. 

Es curiosa la forma de ser que tienen. Son orgullosos, no lo reconocerán nunca... Se sienten los dos frustrados. Pero tal vez tenga que ser así. En cierto modo, ahí es donde se encuentra la magia de esta historia. En "el qué pasará". 

Cuando la película termina los cuatro suben de nuevo a la habitación para recoger las cosas de Ángel. 

- No... Ja, ja, ja... Pregúntaselo tú.. - Dice Sara a su novio 
- Esto... tío. Tendría que ducharme... ¿Te importa? - Le dice Ángel a él 
- Que va, adelante... 
- Necesitaría la ayuda de Sara... - Añade Ángel
-Ja, ja, ja... ¡Eres un capullo salido! ¡Hacer lo que queráis! 
- Pero recordar que sus padres... sí que entran... - Bromea ella 

Los dos se marchan de la habitación camino a la ducha. Y al fin. Llega el momento que ellos más estaban esperando: Se quedan solos. 
Ella está tumbada en la cama donde ha dormido con él tres noches seguidas. Mira al techo
- ¿Tienes sueño? 
- No. Solo estoy relajado - contesta él desde la cama de al lado 
- Yo también... estoy relajada 

Se da cuenta entonces de lo que ha dicho. Yo también, yo también estoy relajada. Y recuerda lo que era ella unos meses atrás. la cabeza por un instante le da vueltas. Recuerda el sufrimiento, sus brazos, sus lágrimas amargas. Recuerda al cupable de todo ese sufrimiento y entonces se gira para mirarlo a él. 
Allí está con los ojos cerrados. Tan dulce, tan tranquilo como siempre...

- ¿En qué piensas? - Le pregunta finalmente él a ella
- Nada, en cosas no muy agradables...
- Siempre hablas de un pasado "oscuro". Pero nunca quieres comentarlo con nadie...
- Bueno, todos tenemos partes de nuestro pasado que nos gustaría olvidar
- ¿Sabes? Puede que cuando te sientes triste muchas veces tienes la necesidad de querer borrar algunos recuerdos que te ahogan. Pero una vez que pasa el dolor, te alegras de que sigan en tu cabeza para no volver a cometer los mismo errores... para darte cuenta de quien eres ahora gracias a ellos... Yo no borraría nada de mí vida...
- ¿Y qué me dices de esa chica con la que estuviste tres años? - pregunta ella finalmente. Es la primera vez que ella le pregunta por su ex a él.
- ¿Cómo sabes eso? - Pregunta él intrigado
- Bueno, tus amigos... lo comentan algunas veces... - Dice ella intentando no parecer demasiado interesada.
- Pues no borraría su recuerdo tampoco. ¿Sabes una cosa? Me di cuenta de que estaba enamorado de ella en esta habitación... - Cuando hablo así de su ex, ella sintió que se le encogía el pecho solo de imaginarlo con otra persona. Sintió miedo. - ¿Y tú con tu ex?
- Mi ex... no se portó muy bien conmigo.
- ¿Te hizo daño no? - La mirada de ella lo confirma - Bueno, a mí, mi ex también. Pero sin embargo... ahora que ha pasado el tiempo, me doi cuenta de que una de las mejores cosas que he hecho en la vida, fue dejar esa relación.
- A mí también me pasa lo mismo... - Dice ella mientras se gira en la cama para mirarlo a él desde la otra. Después le sonríe.

- ¿Y ahora qué? - Pregunta de nuevo él
- ¿Ahora qué de qué?
- Que hoy en día como te sientes...
- Últimamente me siento feliz...
- Eso es por que yo he aparecido en tu vida - Bromea él. Aunque no está tan confundido...

Ella se da cuenta de que es así. Él se da cuenta de lo que ella está pensando. Y mientras abajo una pareja de novios ríe y se ducha. Él piensa que porque no se besan, ella sin querer piensa lo mismo.

- ¿Solo me besas porqué estás borracha? - Dice él finalmente
- ¿Cómo? - Dice ella nerviosa y desprevenida
- Sí. Solo me besas cuando te pones borracha. Como entretenimiento, ¿No es así?

Ella no sabe que contestarle. Aunque sí que sabe perfectamente lo que siente. Si se sintiera completamente libre le diría que le gustaría hacerlo ahora. Pero no se siente capacitada para poder ser sincera de ese modo. Así que intenta darle la vuelta a la tortilla

- Podría decirte lo mismo a tí, listo. ¿Por qué solo me besas cuando te pones borracho?

Él es el que siente ahora incomodidad. Aunque también conoce la respuesta. Es la misma que la de ella.

- No se porque he preguntado esto... Mejor olvidémoslo - Dice él
- No, ahora quiero saberlo...
- Calla... lo estropearás... - Dice él mientras se acerca a ella y le pone un dedo en los labios mandándola callar. - Ahí es donde se encuentra la magia... En no saberlo todo - Y después sonríe.
- A lo mejor a veces las palabras sobran... - Contesta ella apartando despacio la mano de la mano de su boca... - un simple gesto... una mirada... un beso nos dicen todo lo que hace falta decir en silencio... - continua mientras se va acercando despacio a él...

Él no se aparta. Sigue mirándola fijamente a los ojos en esa habitación. Todo está en silencio, solo se oye el ruido del acercamiento de ella. Sus labios se acercan a los de él... el respira suavemente... ella cierra los ojos...

- ¡Tío no me acordaba! ¿Mañana... no es tu cumpleaños? - Dice la voz de Ángel subiendo por las escaleras.

Los dos se separan rápidamente. El momento se rompe por completo. Los dos pierden lo que tenían. Se miran durante unos segundos efímeros y se giran para contestar a Ángel que no se ha dado cuenta de que ha estropeado un deseado beso.

- Sí... - Contesta finalmente él
- ¿Es tu cumpleaños? - Pregunta entonces ella...
- Sí, el último día de fiestas es su cumpleaños ¡Esta noche tenemos que salir para despedirnos! - Dice Ángel feliz

Él sonríe pero no está a lo que está. Ella siente algo parecido. Solo que la preocupación aumenta cuando se da cuenta: ¿Qué se le regala a alguien tan especial como él por su cumpleaños? 

Capítulo 49 - LOS MIEDOS DE ELLA


En cuanto su padre bajó se fue. Agarró una almohada y se la tiró a Ángel en la cara. Después de un quejido por parte de su amigo la miró a ella. No hacía falta decir mucho, su cara expresaba todo lo que estaba sintiendo en ese momento: Vergüenza, incomodidad y posiblemente riesgo a un ataque contra él. 

- Un segundo, ¿Ángel acaba de decir a tu padre que soy su nuera? 
- Ajam... - Contesta él con la mirada fija 
- Oh Dios mío, ¡Oh Dios mío! - Dice ella mientras empieza a moverse rápidamente por toda la habitación 

Él no puede evitar sentirse mal. Le había dicho que sus padres nunca subían allí. Y justamente hoy, como si el destino les hubiera jugado una mala pasada, su padre sí que ha subido. 
Después siente rabia de que ella se sienta incomoda en su casa. Más de una vez se ha imaginado con ella en casa un día normal. Comiendo allí con él, durmiendo la siesta, viendo una película, tal vez besándola con todas sus ganas. Y ahora, él siente miedo al pensar que tal vez, ella después de esto ya no quiera volver allí. 
Pero por otra parte... ¿Por qué se preocupa tanto?, piensa él. Si ella no sintiera nada por él, no se habría quedado allí arriba esperándolos, no se habría puesto tan nerviosa, no le habría importado lo que los padres de él pensaran de ella. Por un segundo él parece sonreir.

- Vale... tranquila... respira... - Se anima a si misma - Ahora bajarás allí y saludarás como es debido...
- Son unos padres... no la policía...
- Unos padres, son peor que la policía Ángel... ¡No me digas que esté tranquila!

Él ríe. Siempre la ha considerado una chica segura de si misma y con las claras. Nunca antes había parecido tener miedo de nada. Y ahora, estaba allí arriba; en esa habitación pensando en como "arreglar"- si es que había que arreglar algo- el primer encuentro con aquel hombre.

- Vale, voy a bajar a saludar en condiciones... - Dice ella decidida. Y desaparece bajando las escaleras sin decir nada más.
A los tres segundos, mientras los dos chicos se quedan mirando aun sin tiempo de reaccionar...
- No puedo hacerlo - Dice de nuevo ella subiendo las escaleras
- Ja, ja, ja, estás muerta de miedo... - Él se está divirtiendo (En cierto modo, claro)
- Sí. ¿Qué pensarán de mí? ¿Crees que pensaran que soy...
- Una putita... - Se adelanta Ángel - No lo creo... o tal vez sí... - Ella le suelta un manotazo...
- Vale centrémonos - Repite ella - Deberíais acompañarme todos. Así tal vez me sienta mejor
- Tranquila, pensábamos hacerlo sin que nos dijeras nada. Este espectáculo es digno de ser recordado - Añade Ángel.

Se disponen a bajar las escaleras los tres. El orden: Él,el primero. Ángel el segundo y ella es la tercera agarrada y estirada del brazo de Ángel, obligandola a bajar.

- Eh, ¿Qué pasa tío? - Pregunta Ángel cordialmente al hermano de su amigo que se encuentra sentado en el sofá.
- Ah, sí. Este es mi hermano Sergio - Dice él sin darle mucha importancia
- Hola
- Hola. ¿Sabes lo que acaba de pasarme? - comienza ella a explicarle al hermano. - Tu padre ha subido a la habitación, donde casualmente, yo he pasado la noche. No pienses que... durmiendo con tu hermano...
- Oh, vamos... Sí que lo has hecho - Añade Ángel
- ¡ Cállate! - Dicen él y ella al unisono
- Total, he quedado fatal... porque para colmo... Ángel... ha dicho que tu padre es mi suegro... y por tanto eso me convierte en su nuera... ¡Y lo que es peor, en la novia de tu hermano! - Dice ella algo teatrera fingiendo esto último.
- Por tanto tu serías el cuñado. Ja, ja, ja - Ríe Ángel - Se pasan el día reprochándose pero son iguales. No saben estar el uno sin el otro. Creo que aun no se han dado ni cuenta.
- ¡Cállate! - Repiten los dos otra vez.
- ¿No tenías algo que hacer? - Pregunta Ángel fastidioso

Ella se levanta. Tiene que salir al salón y presentarse en condiciones. Que vergüenza.

- Pff, ¿Va a salir allí a presentarse? ¿A mamá? - Dice Sergio a su hermano. - Con lo que hablan las dos estamos apañados...
- Sí, es cierto, habla mucho ¿Pero esta buena no? Eso la salva - Dice Ángel. Ahora es él, el que le pega un discreto empujón.
- Bueno, yo quiero ver esto, no me lo pierdo por nada del mundo - Dice Sergio
- Eso mismo he dicho yo. Ja, ja, ja - Ríe Ángel.

Cuando ella - en cabeza- abre la puerta del salón. Los ve. Allí están: el hombre al que ha saludado hace un rato allí arriba tirado en el sofá. Y en otra mecedora pegada al lado de esté una mujer rubia mirando el ordenador, debe de ser su madre.

- Hola. Mmm, esto... antes no me he presentado como es debido. No he bajado a comer porque me he quedado dormida y ellos no me han despertado. Siento haber parecido tan mal educada. Que tal... - Dice mientras finge no estar neviosa. Aunque en realidad, el corazón se le va a salir del pecho.

- Hola, soy Lucía. Encantada. Yo no he subido porque estoy viendo este programa que me tiene enganchadisima hija. Por cierto, no te preocupes por lo de antes. Mi marido ni me lo había dicho -Miente para no ponerla aun más nerviosa.-
- ¡Yo también veo ese programa! - Añade ella- Echaron a Juan, ¿Te lo puedes creer?
- ¡Pero no me lo digas! Iba a llegar ahora mismo a esa parte... - Dice Lucía

- Lo sabía... - Dice Sergio a su hermano mientras ve como esa chica que ha traído a casa habla con su madre sin ningún problema. - Son tal para cual...
- No teníamos suficiente con una que ahora ya son dos... - Se acerca el padre de los dos por lo bajo bromeando.

Los dos hijos y el padre contemplan a las dos mujeres. Él por un instante se imagina con ella. Como si realmente fuera su novia, como si esa escena ya fuera habitual. Siente miedo, pero le gusta. Tal vez... más de lo que él se imagina. Bueno, al menos, ya ha roto el hielo con su familia... 

martes, 2 de marzo de 2010

Capítulo 48 - LOS SUEGROS


Cuando él se levantó por la mañana fue rápido. 
Esa noche había dormido en un colchón en el suelo. Abrió los ojos y vio la mano de ella colgando desde la cama de arriba donde ella dormía. Unos metros más lejos estaba Ángel ya solo sin su novia. Al parecer se había marchado a primera hora porque tenía que trabajar. Volvería más tarde. 
Pero aunque él estaba cansado, esa mañana fue rápido. Fue rápido porque cuando abrió los ojos y observó la mano de ella y unos metros más allá a su amigo. Creyó escuchar algo en el piso de abajo. Lo confirmaron sus cuatro perros que se pusieron a ladrar como locos desde la cocina. Los ojos de él se abrieron con rapidez y se incorporó rápidamente. 

Bajo las escaleras, y allí estaban: Sus padres. 

- Mmm... Hola mamá... 
- ¿Y ese énfasis especial que pones hoy en saludarme?
- ¿Yo? que va... Hola papá... 
- ¿Que alegría no? - Dice su padre mientras deja una bolsa con un pollo encima de la encimera de la cocina. 

Después el se da la vuelta para dirigirse hacia la habitación donde tiene a sus invitados. 

- ¿Por qué has dormido allí? - Pregunta la madre
- Esto... ha venido Ángel a dormir... 
- Ah, muy bien. Pues dile que vaya bajando que he hecho un arroz para chuparse los dedos - Dice el padre de él 

Él desaparece en busca de Ángel y de "su secreto"

- ¡Arriba arriba arriba! Mis padres están aquí...
- ¡Qué! - Se levanta ella de un salto 
- Pero tío...si es muy pronto... - Dice ángel revolviéndose entre las sábanas 
- ¡Vamos despierta! - Dice él arrancándoselas de un tirón 
- Por dios Ángel, ¿No duermes en calzoncillos? - Dice ella algo nerviosa
- No ves que no... - Contesta Ángel con voz de sueño 
- Vamos, ponte algo tío - Añade él 
- ¿Y ahora que hacemos? ¿No habías dicho que tus padres no venían hoy? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Este es el castigo por robarle la ropa interior de marca a mi hermana? 
- Tenemos que bajar... - Dice él 
- ¿Estás loco? De eso nada, yo me quedo aquí - Contesta ella histérica 

Sin saber muy bien porque ella no quería bajar al piso de abajo a conocer a los padres de él. Ellos no eran "nada". Solo se habían besado algunas veces muy de vez en cuando. Pero lo que ella sentía era diferente. No quería dar mala impresión a los padres del chico que le gustaba. No querían que supiera que había dormido allí con él. Parecer interesada o algo más suelta de lo que en realidad era. 

- Está bien. ¿Y si te quedas aquí arriba? Mis padres aquí no suben nunca. Comemos nosotros abajo y cuando terminemos mis padres se quedarán dormidos en el sofá. Ese será el mejor momento para que salgamos de aquí sin que sepan que tú estabas en mi casa. 

El plan se lleva a cabo. Ella espera en la habitación. Cualquier ruido le parece sospechoso y el corazón le palpita rápido. No sabe que hacer, el tiempo se le hace eterno. Finalmente oye unas pisadas subiendo las escaleras. ¿Y si no son ellos?, piensa. Y se esconde detrás de la cama. 

- ¿Se te ha caído algo? - Pregunta Ángel divertido. 

Al ver que son ellos, ella se relaja. 

- Bueno, ahora solo hay que esperar - Dice él amable. Y después le sonríe a ella. La nota incomoda y no le gusta que ella esté incomoda en su casa. - Ja,ja,ja no puedo creer que mi padre te haya dicho que tus tatuajes son feos Ángel... 
- Tu padre es un cachondo tío... pero no entiende del arte... - Dice Ángel. Y después los tres se ríen. 

Las risas terminan cuando la puerta de abajo se abre y unas pisadas suenan hacia la habitación. Ella lo mira a él aterrorizada, él la mira a ella, Ángel mueve la cabeza en ambas direcciones. 

- Oye Ángel... cuando te he dicho lo de los tatuajes ¿No te habrá importado, verdad? - Dice el padre de él dirigiéndose a la habitación 

Ella está blanca. No tiene capacidad de reaccionar. Las pisadas se oyen entonces subiendo por las escaleras...

- ¡Me habías dicho que no subían aquí! - Dice ella histérica susurrándole a él 

- A mí es que personalmente no me gustan los tatuajes... - Contínual el padre mientras sube las escaleras...

- ¡Es que nunca suben aquí! - Le contesta él a ella. 

Ángel se ríe. Se da cuenta de lo que va a pasar. Finalmente las pisadas desaparecen, la voz se escucha más clara. El padre de él llega a la habitación...

- Pero Ángel... tu puedes llevar lo que quie... - Se gira y la ve a ella. 
- Hola... - Dice ella sin mirarlo a la cara a penas con la voz casi inaudible 
- Vaya, hola... - Dice el padre todavía asombrado 

Se hace un silencio incomodo durante unos segundos. Entonces Ángel romper el hielo. 

- ¡Bueno ahora ya conoces a tú suegro! 

El padre, ella y él le clavan los ojos como si se tratase de estacas puntiagudas. Como siempre Ángel tan oportuno... 

Capítulo 47 - EL FRÍO QUE ME CALIENTA LOS HUESOS



- ¡Soy una mujer bomba! ¡Voy a quemar el recinto! Jo Jo Jo!! - Él y Anna  la miran riéndose- Pum, pum, pum ¡Qué te disparo! - Sigue diciendo ella 
- Ja, ja, ja. Está muy borracha... - Le dice él a su amiga Anna 
- Ja, ja. ¡Y nosotros también! 
- Pum Pum ¡Voy a poner una bomba en el recinto! 
- Mírala.... esta hecha una ratilla... Mi sudadera le queda por debajo de las rodillas 

Anna observa como mientras dice eso él pone cara de embobado. 

- Ella te encanta... 
- Ja, ja... no te creas... 
- Me gusta que te encante - Dice Anna - Hacía tiempo que no te veía tan entusiasmado por algo. Te mereces volver a enamorarte. 
- No se si es una buena idea... 
- Yo creo que sí. Esa chica me cae bien. Y creo que tenéis mucho en común 
- Cómo qué ¿Un espíritu terrorista? 
- Ja, ja, ja. No lo se. Es algo extraño. Algo especial que tenéis los dos cuando estáis juntos. Yo lo siento, los demás también, y creo que tú y ella lo notáis igualmente... aunque os engañéis a vosotros mismos. 
- No lo se... tal vez me da miedo... - Dice él finalmente cediendo a las palabras de su amiga
- Pues si te importa de verdad deberías llevártela de aquí 
- Oh no... no quiero hacer nada más con ella mientras vayamos borrachos los dos... siempre es igual...
- Ja, ja, ja... No lo digo por eso querido amigo. Lo digo porque si la deja un poco más aquí terminará asesinando a ese policía 

- ¡Voy a poner una bomba! - Se ve como le dice eso ella a un policía a lo lejos. 

Anna y él se miran y después él se acerca a ella. Tras unos pequeños esfuerzos consigue separarla del segurata y la reúne con los demás. Es tarde. Ya han pasado allí gran parte de la noche. Pronto amanecerá. Es domingo, día de toros por las fiestas. Todos han accedido ir a la plaza. Incluso ella. 
Una vez allí los jóvenes saltan al ruedo a para torear a las vaquillas. El público observa entretenido desde las gradas de la plaza. Incluidos ellos y los demás amigos. 

Es tarde, ella está agotada. Sus ojos se van cerrando. Sin querer su cabeza se cae encima del hombre de él. Él gira la cabeza para ver que pasa, y la ve allí dormida. Él le pasa la chaqueta por encima y continúa disfrutando del espectáculo. Después piensa en lo a gusto que está allí sentado con ella. Aunque sea una grada dura de madera, aunque estén sucios y despeinados, aunque huelan a alcohol barato, aunque haga frío. Ella en sus sueños piensa lo mismo. Y sin saber muy bien como, inmersos en la relajación y sus agradables pensamientos, se quedan dormidos entre todo ese alboroto. Ángel los ve allí acurrucados. Saca su móvil y les hace una foto. 

Capítulo 46 - TAN DIFERENTES, TAN PARECIDOS


Ella agarra el vaso con las puntas de los dedos para intentar esconderse lo máximo posible del frío. Él solo tiene visible los ojos. Lo demás lo cubre una bufanda y la capucha de la sudadera. El resto de acompañantes se encuentran prácticamente igual. 

- ¡Vamos chavales beber! Así entraremos en calor... - Dice Ángel mientras se arrima a su novia y al amigo de al lado.

Él y ella se miran. Él hecha otro trago. Ella mira al frente y después se acurruca más. 
Se han colocado detrás de una pequeña pared de obras para frenar el viento. Al menos eso ayuda un poco. Pero no sirve para evitar el frío. Aun así, todos tienen ganas de pasarlo bien. Esa noche no había tanta gente como los anteriores días. Solo algunos locos chiflados como ellos que también se habían arriesgado a que el viento se los llevase volando. Aun no era invierno pero algunas personas ya habían acudido al recinto de fiestas con sus abrigos y con polares. 

- Te debo una. - Dice ella tiritando - Si no me hubieras dejado tu sudadera antes de salir de casa, ahora me estaría convirtiendo en un cubito de hielo. 
- Di mejor, en un iceberg. - Añade él
- Ja - ja - ja - Contesta irónica - Gracias por el cumplido
- No hay de qué... 
- Más vale que nadie se entere de que vamos iguales... 
- No vamos iguales - Dice él - Es la misma sudadera más que de distinto color...
- Y qué, se sabe que vamos iguales... 
- Créeme, nadie notará la diferencia 

Anna se levanta y se acerca a su mejor amigo para hablar un rato con ellos. Se sienta al lado de él haciendo un hueco con el culo y apretandose para intentar evitar el frio. 

- Que frío... ¡Y qué graciosos! ¡Vais iguales! 
- No vamos iguales... - Insiste él frustrado 
- Lo ves... te lo dije... - Dice ella 
- Bueno, es la misma sudadera mas que de distinto color - Contesta Anna 

El frío va desapareciendo conforme la noche avanza. El alcohol los calienta y los emborracha y el viento se convierte en algo secundario para ellos. Ángel, muy borracho - como de costumbre - se levanta finalmente y coge de la mano a su novia para ayudarla a incorporarse también. 

- Bueno tíos ¿Quién entra ya? - Dice
- Por mí, yo voy entrando. Allí el viento soplará menos y nos meteremos entra la gente - Dice ella 
- Voy con vosotros - Dice Anna - Y después ayuda también a él para que se levante y los acompañe. 

Los demás se quedan allí bebiendo más. Y el grupo de 5 entra en el recinto con la esperanza de no volver a pasar más frío en toda la noche. 

- Bueno... ¿Dónde vamos a colocarnos? - Pregunta Anna 
- Vamos al hueco de siempre... - Dice él 
- ¿Siempre allí? - Se queja ella 
- Es el mejor sitio donde robas los cubatas así que no te quejes 
- ¿Hola? ¿Puede alguien ser más interesado? 
- Jajaja - Ríe Anna - ¡Sois los dos iguales! 
- ¡Mentira! - Dicen los dos al unísono. Anna vuelve a reírse
- Y con esas sudaderas iguales... aun sois más iguales... - Dice Ángel para picarlos más 
- Yo no soy igual que él... ¡Por Dios!
- Estoy de acuerdo con ella... - Añade él 
- ¡ Enhorabuena chicos! - Dice Ángel satisfecho. Anna asiente divertida también 
- ¿Enhorabuena? - Dice él... 
- Sí, ¿Enhorabuena por qué? - Insiste ella 
Habéis dado un paso en más en la relación... - Dice irónico Ángel - Os habéis conseguido poner de acuerdo en algo sin discutir...