"Espero que vivas todos los días de tu vida"

jueves, 28 de abril de 2011

Capítulo 87 - Me gustas, no porque quien eres, sino por quien soy yo... cuando estoy contigo


Las manos parecen pesarle. Con excesiva lentitud gira los cereales dentro del bol con leche. Los gira y los mira, los mira y los vuelve a girar. Alterna sus movimientos subiendo y levantando la cuchara, eso sí, siempre mirando sin mirar los cereales. Su mente… piensa en otras cosas.


Hace dos días que apenas duerme, sueña con él y se despierta en mitad de la noche sudando. Después con los ojos abiertos se apoya en la almohada. Siente ganas de llorar, de gritar, de preguntarle ¿Por qué? Pero después no lo hace.

Cada vez que el móvil suena un ápice de esperanza se remueve dentro de ella. Corre hasta él y cierra los ojos pidiéndole a quien sabe que sea suyo. Un mensaje, una llamada, algo… Pero no, nunca es él. Empieza a pensar que será así eternamente.

- Eh, ¿Me dejas tu blusa? – Interrumpe su hermana pequeña sus pensamientos.

Ella tarda en reaccionar, y sin sobresaltarse, con actitud apática baja la cuchara y mira a la adolescente.

- ¿Qué? – Pregunta ella distraída

- Qué si me dejas tu blusa…

- Cógela… - Contesta la hermana mayor desganada…

- ¿Así sin más? – Pregunta sorprendida la hermana – No sé qué te pasa, pero así estás mucho más simpática… - Dice. Y después se da la vuelta canturreando por las escaleras, contenta de haber conseguido robarle la blusa a su hermana.

Esos dos días han sido horribles. A penas ha comido y en clase no se ha enterado de nada. Le preguntaron dos veces en clase de introducción a la publicidad y Angie tuvo que darle un codazo y soplarle las preguntas. Cada vez que el móvil de alguien ha sonado, ella ha levantado la cabeza rápida y veloz esperando que fuera el suyo con una llamada de él. Ese chico… como odia no poder dejar de pensar en él. Tiene algo que la atrapa, que la engancha. Muchas veces tirada en la cama, o comprando un refresco, o viendo la tele, o leyendo un libro, o mirando por la ventana, viajando en el coche… muchas veces o siempre… intenta comprender que tiene él para que ella se haya podido figar. Un coche viejo, unas zapatillas rotas, un altillo bohemio y destartalado… es un pandillero, un porrero, un callejero, rebelde… En su universidad más de una persona lo definiría como: delincuente juvenil. Y sin embargo ella sonríe. Se siente estúpida y tozuda por no poder evitar dejar de pensar en ese chico. Ese chico, con un hombre y un niño dentro a la vez al mismo tiempo.

Nunca había vivido tanto la vida, nunca la habían besado de esa forma, ni la habían rechazado como él lo hacía. Detrás de esa dualidad, de ese chico con cara de ángel y actitud de Demonio… existía una persona con corazón. Era noble, inteligente, divertido, apasionado…

Se levanta entonces, sale de clase sin decir nada. Todos la miran.

- Señorita, ¿Se encuentra bien? – Pregunta la profesora de Teoría de la comunicación. Una mujer con aire de institutriz, creyente y religiosa.

Ella a penas mueve la cabeza. Sale de clase, corre al baño blanco… más blanco que la nieve y… vomita. Y después llora mientras mira el techo del baño, que hasta siendo un baño… es bonito y lujoso. ¿Quién es? Se pregunta y No lo sabe… Lleva encima de ella mucho dinero en ropa, estudia en una universidad que casi nadie podría permitirse, tiene la casa más grande de su urbanización, puede comprar mil caprichos, ir a las fiestas más vip de la ciudad, conoce a gente millonaria… Se siente vacía. Mira su mano… siente deseos de mordérsela. Pero no piensa hacerlo, como que se llama “Ella” que no lo va a hacer… No había luchado tanto como para caer otra vez… como para volver a autolesionarse. Se siente sola en medio de tanta gente, vacía, sin identidad. No sabe quién es… no sabe que quiere hacer en la vida… No tiene rumbo, no sigue una dirección. Y llora en silencio…

Llaman entonces a la puerta del baño. Es Angie.

- ¿Estás bien? La profesora me ha dejado salir porque estabas tardando mucho…

Ella se limpia un poco los ojos y traga saliva para poder contestar, evitando que se dé cuenta de que ha llorado.

- No lo sé… no me encuentro muy bien…

- Tal vez deberías ir a casa, diré que llamen a tu madre

- Está bien… - Y cierra los ojos mientras sigue sentada en el baño



En un lugar muy diferente…

- ¡Eh! Dos birras bien frías… - Dice Moreno al camarero – Venga chaval, anímate… hoy nos vamos a liarla parda… - Y golpea a su amigo en la espalda – Esta noche salimos de fiesta, además he pensado en llamar a estas… seguro que alguna cae fijo…

- Pero si es miércoles… - Dice él vagamente

- Y qué… ¡Hay que vivir tío, que solo se vive una vez…! – Le contesta el amigo

- Pero…

- Lo sé, lo sé… no hace falta que me digas nada… es una buena filosofía de vida…

Él entonces suspira frustrado, su amigo se da cuenta…

- No te ha llamado, ¿No?

Él niega con la cabeza

- Joder tío, ¿Pero qué te pasa con esa chica? Te dijo que pasaras de ella, han pasado dos días y estás desesperado...

- No me la puedo quitar de la cabeza… es tan… no se como describirla...
- Tío tú estás pillado…

- ¿Eso crees?

- ¡Oh, Joder! ¡Sí! De hecho siempre me dices “No”, ¿Y ahora me respondes con una pregunta? – Contesta Moreno sorprendido - ¡Claro que estás pillado! Y es que encima… ni me explico… ¿Ni siquiera… paso nada que no fueran…

- No, no nos acostamos…

- ¿No nos acostamos? Ja, ja, ja ¿Desde cuándo usas esa palabra? Te la ha pegado la pija…

- De verdad, yo me estoy volviendo loco…

- Lo se... estás triste, decaido... cuando estás con ella siempre vienes sonriente y alegre...

Entonces suena su móvil y él reacciona rápidamente con una sonrisa en la cara. Lo rebusca entre sus bolsillos llenos de papelejos. Su amigo lo observa y ve como su sonrisa desaparece convirtiéndose en una cara de desesperación, de tristeza, de nostalgia…

- No es ella, ¿No?

- No, ¡Joder! – Y pega un puñetazo en la mesa

La gente del bar ni se inmuta. Es gente del barrio, que reaccionaria de la misma manera…

- Tío… - Dice el amigo mientras le pone la mano en la espalda… - Te gusta de verdad ¿Eh?

Él lo mira mientras una lágrima le resbala por la cara… y con eso contesta al amigo...

- Pues entonces... ve por ella...