"Espero que vivas todos los días de tu vida"

lunes, 15 de marzo de 2010

Capítulo 52 - ME ENCANTAS


Se mueve de un lado a otro. A veces incluso se queda quieto y cierra los ojos. Está agotado, no entiende muy bien que hace ahí y porque todo le da vueltas. Ve a la gente saltar y cantar. También le parece contemplar a sus amigos y mientras, hecha otro trago. Camina un poco hacia delante y hacia atrás, pero alguien lo frena, antes de que choque contra la vaya. 

- ¡Ni se te ocurra beber más! - Grita ella
- TU-NO-MANDAS- Contesta él con voz de borracho 
- En este momento podría hacer todo lo que quisiera contigo... si te soplo te caes al suelo del pedo que llevas... 
- NO TE CREAS TAN FUERTE... - Rechista sin entenderse muy bien 
- Muy bien... chico duro... ¿Eso es lo que quieres? ¿Seguir bebiendo? 
- No
- Ja, ja, ja. Vas mejorando... vale, ¿Entonces qué quieres? 

Y entonces el la agarra y la aprieta contra él. Lo hace con bastante fuerza y firmeza. Sin miedo - el alcohol - y   la besa. La besa de un modo apasionado, pero tierno... dulce pero también amargo, como si una parte de él no la soportara. No soportara su genio, no soportara sus ordenes o sus miradas... no soportara verla con otros. Pero por otra parte, la besa sintiendo que la quiere, que todo lo anterior viniendo de ella la hace perfecta. Ella corresponde su beso. Se deja abrazar, se deja querer. Y por primera vez, los demás amigos ven lo que está pasando a primera mano. Para ellos dos, los demás no existen. Él le agarra la cabeza y sigue besándola, la coge entre sus brazos como si sintiera la necesidad de protegerla. Y la música sigue... todo sigue... pero ese instante para ellos se ha parado. 

Entonces el se detiene por un momento. Y aparta un poco los labios de los suyos 

- Sácame de aquí - Le pide 
- ¿Te encuentras mal? - Pregunta ella algo asustada

Él asiente con la cabeza. Y ella después de un montón de empujones, pisotones y algún que otro insulto consigue sacarlo de toda esa multitud hasta una esquina donde lo sienta en el suelo. Lo abriga más y se acerca a su lado. Él apoya la cabeza contra ella

- Tengo frío... - Dice borracho y con voz débil. 

Ella sonríe. Le hace gracia que alguien tan grande parezca tan indefenso. 

- ¿Quieres que vayamos a casa? - Pregunta ella. Y él, vuelve a asentir. - Pues vamos, te ayudo a levantarte. 


Una hora después. Entre el tráfico, y los taxis ocupados consiguen uno que los deja cerca de la casa. Ella lo agarra para ayudarlo a andar. La casa de él está vacía. 

- Vamos pufillo... un poco más y ya estás en la cama. - Dice mientras lo ayuda a meterse en ella 
- Tengo sed... 
- Pues ahora te traigo el agua... - Dice ella amable y cariñosa... Pero cuando se dispone a bajar, él agarra su mano
- Quédate... - Le pide 

Ella lo mira. No puede decir que no... en medio de la oscuridad, puede ver su cara dulce y algo enferma por el alcohol. Se mete en la cama con él. 
Entonces cuando ella entra en la cama, él la abraza y la besa de nuevo. La agarra fuerte y la coloca debajo de él - no es muy difícil moverla con lo pequeña que es ella respecto a él - y continúa besándola. Le gustaría estar así toda la noche. A ella también. Pero el alcohol de nuevo le juega una mala pasada. Y mientras roza sus labios con los de ella, la cabeza le da vueltas. Finalmente se derrumba encima de su pecho y cierra los ojos... 

- No te preocupes... - Dice ella mientras le rasca la cabeza...- Duerme...

Entonces él. Sin querer, sin pensarlo ni un segundo. Tal vez borracho o tal vez no, convirtiéndose en la persona más sincera del mundo... 

- Me encantas... - Dice. Y después la besa en la mejilla 

Ella sonríe y abre los ojos. No se lo esperaba. Él se queda dormido... pero está claro que después de eso... ella no va dormir mucho esa noche. 

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