"Espero que vivas todos los días de tu vida"

lunes, 15 de marzo de 2010

Capítulo 53 - JAMÓN, JAMÓN


Esa mañana fue muy diferente al resto de las mañanas en las que los dos se habían despertado juntos. Esta vez, se despertaron prácticamente a la vez. Y los dos sin saber muy bien por qué, esta vez sentían la necesidad de dedicarle al otro más tiempo. De mostrar un poco más lo que sentían y por que no, ser un poco más cariñosos. 
Cuando ella abrió los ojos lo primero que vio fue su cara. Su cara dulce de niño bueno. Sintió algo raro en el estómago cuando se quedo mirándolo un poco más y después suspiro cerrando los ojos. Un poquito más, pensó. Y seguido a ese pensamiento recordó aquellas palabras tan dulces que él le había dicho por la noche: Me encantas. Se dio cuenta después, de que ella aun no le había contestado y de que posiblemente él tampoco se acordaría de aquello viendo lo borracho que había estado la noche anterior. 

Cuando el abrió los ojos, paso la mano por encima de la cintura de ella y vio sus pestañas largas cerradas, su piel fina y tersa, su boca entre abierta. Y al igual que ella, sin saber porqué sintió mariposas dentro del estómago. Sintió querer parar el tiempo y quedarse allí con ella. Se dio cuenta también, de que cuando no dormía con ella se sentía mucho más solo y de que, hacía tiempo ninguna chica dormía con él en la misma cama. Había estado con otras, sí. Pero una vez terminado el trabajo cada uno se había ido a su cama, a su casa, lejos. Esta vez, era diferente. No solo porque todas las mañanas se despertaban juntos, sino porque lo que sentía no se le parecía en nada. Por un instante sintió miedo. 

Entonces los ojos de ella se abrieron despacio y los de él se cerraron. Y al cabo de unos minutos, después de disfrutar del aliento de ambos, después de seguir abrazados en la cama, ella por fin habla. 

- Buenos días... - su voz es dulce...

Él se retuerce entre las sabanas y se acerca más a ella, fingiendo no querer soltarla. Ella suelta una pequeña carcajada y se deja abrazar. Los dos piensan que hoy disimulan muy mal sus sentimientos y después se paran un poco creyendo que eso será efectivo. 

- ¿Qué hora es? - Pregunta él algo aturdido
- Las 11:30... 
- Mis padres hoy no están... - habla él con un hilo de voz...
- No pienso creerte...- Dice ella bromeando después de lo que pasó la anterior vez que ella durmió allí. 
- Por cierto, si bajas al baño, recuerda que Ángel y Sara están abajo durmiendo. Se quedaron aquí, pero llegaron más tarde. 
- ¿Cómo lo sabes? - Si te dormiste antes de que llegaran...
- Ya pero ahora puedo escuchar sus ronquidos. Y solo hay alguien que ronque así... 

Los dos se miran y sonríen. 

- Vaya, se me olvidaba... hoy es oficialmente tu cumpleaños... - Sonríe - Felicidades...
- Gracias... - Dice él. Y después siente que lo que más le gustaría sería que ella lo besara como regalo de cumpleaños.

- Por cierto, tengo un regalo de cumpleaños... 
- ¿En serio? - Dice él emocionado. - No me lo esperaba... -Y no miente cuando lo dice con una sonrisa en los labios. 

Ella se levanta de la cama. Él la observa y piensa que es sexy con esa camiseta corta y esos calcetines arrugados. Con su melena morena larga y algo despeinada recién levantada. Le encanta. Ella rebusca entre su  bolso y finalmente saca un paquete envuelto. Tiene una forma rara. 

- Toma, feliz cumpleaños 

Él coge el paquete

- Pero, ¿Qué narices es esto? - Dice el al palparlo. - No es ropa, pero es blando... 
- Ja, ja, ja... Ya lo veras... ¡ Ábrelo! 
- ¡Tengo miedo! - Grita el divertido encima de la cama con ella - ¡Qué es por Dios! 

Después de algo de pelea con el paquete, este consigue ser desenvuelto. Y ahí está, rosado y jugoso. Exquisito. 

- ¡Es jamón! ¡Me has comprado jamón porque el otro día te dije que me encantaba y hacía tiempo que no lo comía! 
- Ja, ja, ja. ¡Sí! 
- Ja, ja, ja... 

Y después se besan. Sin que ninguno de el primer paso. A la vez, compenetrados... sin pensarlo ni un solo momento. Él la empuja en la cama y siguen besándose tumbados. Después él separa los labios, a dos centímetros de ella dejando pasar una rendija de luz entre ambos. 

- Es el mejor regalo que me han hecho nunca, es imposible que pueda olvidarlo

Ella no habla, no sabe que decir. Sin querer siente ganas de decirle las palabras mágicas pero después se hecha atrás. Solo mira sus ojos y él mira los suyos. Y los dos brillan de felicidad. Es hermoso... piensan. 

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