"Espero que vivas todos los días de tu vida"

domingo, 5 de diciembre de 2010

Capítulo 78 - Cosas que nos hacen darnos cuenta de otras cosas



Habían pasado dos días desde que había visto el cartel en la puerta de la Universidad: "Fiesta de Publicidad", decía. Dos días también desde que no lo veía a él, ni su sonrisa... También era el mismo tiempo que había pasado intentando comprarse algo decente para el evento. Y exactamente también dos días desde que ese chico había vuelto a "aparecer" en su vida. Sí, su ex ya estaba en la universidad, debía de estar rondando por ahí o eso decían todos. Las paredes tienen oídos, di algo y se enterará todo el mundo en ese mismo día... llamémoslo el poder de la palabra, o mejor, el del marujeo. ¿Por dónde iba? ¡Ah sí!... Dos días habían pasado también desde que ella no paraba de evitar encontrarse con su ex. 

Caminaba con miedo por los pasillos, pensando en como se comportaría. ¿Él le hablaría? ¿La ignoraría? Si le hablara, ¿Qué tendría que decir ella exactamente? ¿Debía ser simpática o mostrar su odio? Que difícil. Eso es lo que pasa siempre con los ex. Cada uno de nosotros queremos mostrar lo bien que nos va, las ganas de que el contrario lo sepa para restregárselo por su estúpida cara. Sí, ella sentía miedo. Que hacer, que decir, como hacerlo y como decirlo... Esa noche sus dudas, o al menos una parte de ellas se resolverían. 

Miró el vestido blanco que estaba encima de su cama. Suspiró, mientras las gotas de agua caían sobre la madera. Acababa de salir de la ducha. Después se mira en el espejo. No se da cuenta pero vuelve a suspirar. 

Mientras tanto, en un lugar muy diferente, en una fiesta muy diferente, unas risas se oyen en la taberna del barrio. El humo de los cigarrillos y el alcohol abundan. Tanto, que hace falta estar cerca de los presentes para reconocerlos. En el rincón de siempre allí están todos, incluido él. Y en compañía de algunas chicas. Todos beben cerveza y alcohol. La derraman mientras brindan o con sus movimientos bruscos y poco equilibrados de algunos fruto del alcohol. Él no bebe demasiado.

- ¿Qué pasa tío? ¡Que hoy es viernes! No me bebes nada, ¿Estás enfermo? - bromea uno de ellos 
- No tengo sed... - Contesta él. El amigo ríe pensando que su amigo está de broma. Pero cuando él lo mira serio se da cuenta de que no es así
- Está triste... pobrecito... - Dice Monica mientras se acerca a ellos dos - ¿Qué te sucede? 
- Cosas mías
- Compártelas con el resto de la clase... - Vacila Mónica
- He dicho mías...
- Ah, entiendo... Es por la pija - Dice de nuevo la chica mientras ríe
- Ni la nombres... - Dice él mientras habla entre dientes
- ¡Vale! ¡Vale! Pero te bajas dos puntos, ¡Eh! Que estás de un gilipollas desde que conocer a la ratita presumida esa... 

Él vuelve a mirarla. Si fuera un hombre le cruzaría la cara. Pero se contiene y el amigo también lo frena. 

- Tío... Si de verdad te merece pasará de tonterías con el pijo ese... - Dice su amigo. Él otro solo se gira para mirarlo y vuelve a adoptar la misma posición. Finalmente, da un trago largo a la cerveza. - Tú molas cabrón, si no es ella será otra...
- Ya... - Dice él - Pero no tendrá nada que ver... 
- Oye, seguro que se dará cuenta... 
- Sí claro, ¿Y si no es así? - Duda él
- ¿Desde cuando tienes esas dudas chaval? No se lo que pasará. Pero algo le hará saber lo que tiene que hacer. 
- Como qué... 
- No lo se tío. Pero siempre hay cosas que nos hacen darnos cuenta de otras cosas... - Sonríe y él le devuelve la sonrisa. El amigo levanta la jarra y el otro le sigue. Los dos brindan y se beben de trago la cerveza. 


Se mira en el espejo. Melena suelta y brillante, pestañas largas, uñas perfectas, perfume y su maxi vestido liso blanco puesto. Los tacones la estilizan y el bolso negro de pedrería a juego con ellos le dan una imagen limpia y sofisticada. Hacía tiempo que no iba así vestida. 

Coge un taxi con sus amigas de la universidad. Todas ríen y bromean. Ella también lo hace pero en el fondo está nerviosa y no para de darle vueltas a todo en su cabeza. El taxi para rozando una alfombra roja. Se abre la puerta. Está abarrotado de gente. Las chicas bajan y pasan por ella, mucha gente más lo hace. La fila para entrar en el recinto es grande. Una de ellas se acerca al portero diciendo algo y las deja pasar entre los demás. Dentro todos van de blanco, ese es el tema de la fiesta. Unos globos y serpentinas del mismo color caen del techo. Todo está precioso. La gente ríe y se emborracha. Mientras anda, ella reconoce algunas de las caras, besa a otras cortés y falsamente dándose cuenta de que si de verdad dependiera de ella, no saludaría a nadie. Le viene entonces a la cabeza él y su grupo. Donde sí, son todos unos brutos pero al menos sinceros y fieles. Recuerda como la defendieron hacía ya unos días en aquel antro. Estaba segura de que algunos de los amigos de él no podían ni soportarla pero ahí estaban, al pie del cañon para defender lo que hiciera falta por su amigo. 

Se siente observada y ella también observa. Hay competencia, las chicas están inpecables, compitiendo todas por cual es la que lleva el mejor vestido. No se siente cómoda. De hecho, hace demasiado tiempo que no está cómoda en ese tipo de ambientes. Ni allí, ni con esa gente, ni en la universidad. Se gira, habla un poco con sus amigas después de quitarse los abrigos. Mira a su alrededor intento localizar a ese cretino. Ni rastro. a música es demasiado comercial, inbailable. Decide contonearse hacia los lados. Después piensa en él y recuerda de nuevo el garito tan diferente en el que estuvo la vez pasada. Lo añora y sin saber porque no siente que pertenezca a ese lugar en el que ahora se encuentra. Es extraño, no se le había pasado anteriormente por la cabeza. Mira al suelo, le duelen los pies y la noche acaba de empezar. La una de la madrugada. 

Las chicas tienen calor. La gente cada vez llena más el local. En la puerta se puede ver como el guardia de seguridad lucha intentando mantener el orden y no dejando pasar a más personas. El aforo parece estar lleno.   Las chicas deciden tomar una copa y ella se presta voluntaria en ir a recogerlas. 

Empujando y avanzando entre la multitud encuentra un hueco. Se acomoda en la barra intentando dejar un poco de espacio. 

- Cuatro Malibu con piña por favor - Pide al camarero finalmente. Este asiente con la cabeza y va en busca de las botellas. 

Ella mira la cantidad de botellas que hay en la barra. Cuanto alcohol, piensa. Observa las formas y los colores de las bebidas. Bebe demasiado, lo sabe. ¿ Cuándo pararlo? No encuentra en momento para dejar de aflojar. De repente un susurro entre cortado interrumpe a sus pensamientos. Se gira de reojo, ve a un tipo moreno y alto uno o dos años mayor que ella. Se gira de nuevo, espera, lo conoce, sabe que es, le resulta familiar. Después escucha lo que dice.. consigue descifrar algo así como: "Mira quién está ahí". 
Sin saber porqué, sabe que ese chico se refiere a ella. Alguien choca contra su espalda. Se gira, y sin terminar de hacerlo ya se lo imagina. 

Las dos miradas se encuentran. Después de tantos meses ahí están cara a cara. Un cosquilleo recorre todo su cuerpo, tiene miedo. Se miran un instante. Se gira de nuevo. 

- Serán 39 euros. - Dice el camarero desde el otro lado de la barra. Ella no lo mira. 
- ¿Disculpa? - Dice ella aturdida
- He dicho que son 39 euros...
- Ah, sí, sí, aquí tienes - Le da 40 y prescinde del cambio. Intenta apartarse de ellos. 

Cuando llega a sus amigas reparte los cubatas y después se dirige sola al baño. Empuja la puerta entra y abre el grifo tomando agua y después echándosela por la nuca. Se mira en el espejo. No ha sido tan malo, esperaba reaccionar mucho peor. Se siente orgullosa. Pero no puede evitar recordar todo... las mentiras, las auto lesiones, el sufrimiento, el miedo, la incertidumbre, el psicólogo, los errores que después cometió... Respira hondo y sale del baño antes de que su cabeza la traicione más. 
Va en busca de sus "amigas", no las encuentra. Intenta llegar hasta donde están ellas, se han cambiado de sitio. Estupendo, ni siquiera la han esperado. 

Se apoya en la barra para intentar llegar antes. Es imposible, está demasiado lleno. Mientras lo intenta, alguien le tira un cubata en el pie. 

- ¡Pero que haces! - Dice ella confusa
- Eh niña, tranquilita.., - Protesta ese estúpido con voz de borracho. Su presencia es de lo más ortera. Raya a un lado, camisa abotonada hasta arriba, pantalón de su padre y zapatillas nauticas. Asqueroso. 
- Tranquilo tú, aprende a beber
- Pero que dices - Y el tío la empuja tirándole más bebida por el vestido.

En cualquier ocasión habría reaccionado de otra manera. Pero el alcohol, los nervios, y la tensión acumulada de la semana la hacen huir de allí. Las lagrimas comienzan a caer por sus ojos. Va rápida, empujando a la gente. Abandona la sala en cuanto puede, pasando por el pasillo de salida. Por fin nota el aire fresco. Deja atrás a toda la gente que intenta entrar en el local. Ella sale corriendo olvidando a todo el mundo. Se siente estúpida, tonta, triste. Corre hasta la primera esquina. Se apoya y mientras llora golpea dos o tres veces una pequeña puerta. Una mujer sale quejándose de los golpes, insistiendo en que la puerta no se puede golpear. Cualquier cosa la vuelve vulnerable. No puede más. Coge un taxi con intención de volver a casa. Tras un rato mirando por la ventana llega a su destino. Abre la puerta con cuidado. Sube hasta el baño, se mira en el espejo, el rimel cubre sus mejillas. Se desmaquilla. Se dirige a la cama. Se tumba desnuda y se mete entre las sábanas. Estira el brazo y enciende la radio. Una canción suena: "I can fly" 

La escucha, se contiene pero llora sin saber porque. Se levanta para apagar la radio y coger el móvil entre sollozos. Tropieza en la papelera. Esta vuelca y caen los papeles. Todo le sale mal. Los recoge. Toma el último. Le resulta familiar. Lo abre: Paquete de jamón, 5 euros. Y entonces... sonríe. Sí... sonríe por esas típicas cosas que sin saber porque pasan, y nos hacen darnos cuenta de otras. Ahí está el regalo que le hizo a él por su cumpleaños. Ese momento que él. Su agradecimiento, las caricias y los besos. Lo coge y se lo lleva a la cama con ella. Lo deja debajo de la cama. Apaga la luz y respirando profundamente piensa, que la noche, realmente no ha sido tan mala.

http://www.youtube.com/watch?v=BrrOlbiqgec

2 comentarios:

  1. lo espero con ansias, porque me leí todo tu blog de una sentada ;) soy una seguidora tuya incondicional! ;)

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  2. Si..todos los dìas recibes una visita impaciente mìa para ver si has subido algo:)

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