"Espero que vivas todos los días de tu vida"

miércoles, 4 de agosto de 2010

Capítulo 70 - LA NOCHE


 
No había pasado demasiado tiempo desde que se enteró de la noticia y lo llamo a él. Él estaba encantado. Casi ni se lo creía. Ya hechaba de menos dormir con ella. Y además, esta vez sería especial. Sería la primera vez que estarían solos realmente. Siempre habían dormido con amigos; Juntos sí, pero con más personas. Primero en casa de Carolina, después en su casa con Angel y su novia. También aquella vez que sus padres aparecieron en casa. Pero esta noche iba a ser especial. Nadie podría molestarlos.

Sin quererlo, a él se le pasó por la cabeza que esa noche podría pasar algo entre ellos. Él cerca de ella se consideraba peligroso en ese aspecto. No sabía cuanto tiempo más iba a poder aguantar. Pero quería demostrarse a si mismo que podía. Y también quería demostrárselo a ella, para que se sintiera respetada por él. Él quería que esto fuera especial. Empezaba a tener cada vez sentimientos más fuertes y no quería que se echaran a perder por una mala decisión. Ella era frágil, y tampoco lo había pasado demasiado bien los últimos años. Aun se estremecía al recordar la historia que ella le contó en aquel bar hacía solo unas semanas. No, intentaría contenerse... intentaría ser paciente.

Ella había salido de la estecien. Y había bajado a la ciudad con una amiga ha hacer unas compras. Él se había cortado el pelo. Habían quedado en el centro para bajar desde allí a casa de la abuela. Estaba nerviosa. Las horas pasaban y él no la llamaba. Empezó a pensar que no estaba lo suficientemente interesado por ella. Solía pensar cosas así siempre y dar demasiadas vueltas a todo, aunque con él le costaba llegar a ese extremo. Él hacía que ella se relajara inconscientemente. Y sí, después llamó. Los dos sonreían mientras hablaban.

Él la esperaba en la esquina de la calle mayor. Ella reconoció a la perfección su pequeño cochecito a lo lejos. Quería correr para tirarse a él y abrazarlo pero se contubo. Él la vio llegar a lo lejos. Los ojos les brillaban. La observó, estaba preciosa y muy sexy con aquellos tacones que la hacian elegante y esbelta. Los dos sonrieron. Antes de que ella se acercara demasiado al coche pudo ver como unos chicos la miraban y le decían piropos. Se puso celoso y después se sintió el mejor del mundo porque solo esa noche se la iba a dedicar a él. Finalmente, ella entró al coche.

- ¡Eii! Te has cortado el pelo... que guapo...
- Tú estas preciosa...

Los dos se miran ¿Qué deben hacer, besarse? No lo saben aun. El tiempo va pasando y los dos sienten cosas cada vez más fuertes. Pero dudan del otro y ninguno se atreve a dar el paso.

- He traido una tortilla de patata hecha por mí mismo... - Dice él con un tono de broma
- Menos mal que te he encontrado, yo ni siquiera se hacerme un huevo frito
- A mi me encanta cocinar. Lo he heredado de mi padres, se pasa el día cocinando... - Dice él orgullo de si mismo y de su padre - Un día tienes que venir a mi casa a probar sus pizzas ¡Increibles!
- Tus padres deben de pensar algo horrible de mí... ¿No recuerdas la cara que puso tu padre cuando me encontró allí en tu casa?
- Ja, ja , ja... Fue divertido. - Ríe el recordando la situación. En realidad no le preocupa. Sabe como es ella y como son sus padres de tolerantes en ese aspecto. - Tranquila mis padres están acostumbrados a que lleve mujeres a casa...

Ella le suelta un puñetazo en el hombro. Él se rie manteniendo la vista fija en la carretera.

- Ja, ja. Tranquila... tranquila... bromeaba... - Ella parece relajarse - O no... Ja, ja, ja... - Y ella vuelve a pegarle mientras el vuelve a reir.

No. Realmente nunca ha llevado chicas a casa. Solo a esa novia que le rompió el corazón. Después de eso lo que había pasado había pasado fuera de allí. No las consideraba lo suficientemente importantes como para que conocieran tanta parte de su vida o a su familia. Pero él si que quería que ella estuviera en casa o en su habitación.

- Vamos a llegar pronto... - Dice ella mirando el cielo lleno de estrellas.

Se han alejado ya bastante de la ciudad. Están en la perifería. Allí solo hay urbanizaciones y chaletes sueltos.
Una ilera de árboles a los lados y un largo camino asfaltado dan un aire muy elegante a la carretera. Al parecer es la entrada de la casa de abuela. El continúa conduciendo. No quiere parercer demasiado impresionado porque parecería superficial y a él con el dinero no se le conquista pero realmentea piensa que todo eso es espléndido. Y al final de ese camino allí está, la mansión de la abuela. Iluminada con las luces de la calle. No se puede ver todabía porque un muro muy grande la tapa. La puerta, al igual que la de la casa de ella tiene alarma de seguridad. Pero no pasa nada, ella tiene las llaves para entrar allí dentro.

- ¿Te gusta? - Pregunta ella
- Bueno... no esta mal... - Bromea él. Ella se ríe...
- Pues aquí vamos a pasar la noche... - Dice ella mientras imaginan lo bien que lo van a pasar. - ¡Comiendo tortilla! - Menciona para no olvidar el detalle que el ha tenido.

El lo valora. Ella lo mira feliz y después, antes de entrar a la casa él la besa dulcemente mientras los dos sonríen. Parece ser, que va a ser una buena noche...

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