"Espero que vivas todos los días de tu vida"

miércoles, 5 de mayo de 2010

Capítulo 59 - Confesiones de ELLA (Parte I)


A la mañana siguiente cuando la fue a buscar a la universidad, él sabía perfectamente que era lo que tenía que hacer. 
Lo primero que hizo cuando la vio fue besarla públicamente, porque ella le gustaba de verdad y quería que la gente también lo supiera. Ella no se opuso en ningún momento y le devolvió el beso. Después la llevaría a un bar y tomarían un café, porque ya era hora de hablar en serio. Habían hablado de muchas hasta el momento, también habían discutido... pero lo que no habían hecho ninguno de los dos nunca... era hablar de su pasado. Un bar llamado El Musical fue la elección de ellos. Y una vez dentro, cuando se sentaron ella, sintió también el motivo por el que los dos ese día estaban allí. 

- Muy bien, por donde quieres que empiece - Dijo ella concienciada de que esa mañana iba a descubrirle a él muchos secretos que solo le pertenecían a ella. 
- Empieza por el principio... - Le dice él tranquilo. Está sentado en frente de ella muy atento. No quiere perderse ni un solo detalle. 
- Hace tres años... Mi vida era muy diferente a la vida que tengo ahora. Tenía unas amigas de la infancia de toda la vida y salíamos con un grupo de chicos también. Al principio todo iba genial, sin problemas, pero después mis amigas se pusieron a salir con dos de los chicos del grupo y allí cambió todo. -
Como toda pareja se distanciaron del resto del grupo, y quede yo sola con unos cuantos chicos. De ahí  mi vena masculina en algunas ocasiones... - 
Una de las chicas era mi mejor amiga, y durante el tiempo que lo fue, para mí fue la mejor amiga que se puede tener con quince años... pero comenzó con su novio y me olvidó. Yo en ese momento no lo entendí y me enfadé con ella. Como tres chicas es mal número, la que estaba excluida aprovechó que ella y yo estábamos enfadadas para hablar mal de mí y finalmente me dieron de lado. Así que me quedé sola... - 

- Que malas sois las mujeres... - Añade él... 

- Uno de esos días en los que salía con el resto de chicos del grupo, apareció una chica. Diferente a lo que yo conocía de antes. Era la típica niña rica, muy extrovertida. Vivía en una casa de las centro... y toda su ropa era de marca... Nunca había visto nada así y siempre había querido encontrarlo. 
Las dos nos caímos genial, y un día me presentó a sus amigas. Un séquito de chicas guapas, altas y rubias me esperaban con los brazos abiertos. 
Los primeros meses fueron geniales. Ellas tenían lo que toda chica podía desear, mucha ropa, una casa preciosa, miles de chicos a su alrededor, coches lujosos, vacaciones, y fiestas muchas fiestas... 
Adoraba ese mundo... era genial ir con ellas de compras, siempre terminaban comprando mi ropa y a ellas no les suponía ningún esfuerzo. Después empecé a meterme más en su mundo, en sus celebraciones... llenas de chicos guapos y ricos que competían por cual era el mejor deportivo. - 
Ese tipo de gente no valora la vida, van a la universidad de paso y ya tienen sus vidas resueltas hagan lo que hagan... 
Yo me llené la cabeza de pájaros y exisjí a mis padres cosas más caras, más lujosas, una buena universidad. Y un día, cuando llegué a mi casa borracha como una cuba y vomité en la taza del WC, me di cuenta de que lo había conseguido, ya era una de ellos.  - 

El la mira perplejo escuchando su historia. No imaginaba nada así. La escucha atentamente para no perderse ni un solo detalle y se alegra de haberla encontrado para poder protegerla ahora... 

- No se muy bien que me impulsó de manera tan fuerte a dejarme llevar por ellas. Supongo que me sentía sola, incomprendida. Y ellas parecía que me ayudaban. 
Uno de esos días en los que no te esperas que pase nada diferente al anterior, mis nuevas amigas y yo fuimos a una fiesta. Y allí estaba él. 
- ¿El? - Pregunta el aun más intrigado 
- Sí. Recuerdo que parecía el típico chico perfecto. Llevaba su coktail en la mano y sonreía con esos dientes perfectos para que todos lo vieran. Tenía a su alrededor siempre a gente y eso le encantaba. Un chico como él había estado con todas las mujeres de esa casa. Pero esa noche, había algo nuevo que hacer: YO. Esta gente se termina aburriendo de todo, porque puede tenerlo todo. Y el que yo no le prestara atención avivó un poco su deseo hacia mí. Así que se apostó con sus amigos que iba a conseguirme. Hizo una apuesta con ellos y empezó a jugar. 
Yo, ingenua de mí, vi llegar a ese chico como un príncipe que me rescataba. Se montó el papel de niño perfecto, llevándome a restaurantes lujosos, comprándome ropa bonita y siendo increíblemente tierno conmigo. Mi terquedad se fue rebajando hasta que terminé pillada por él. Mejor dicho, extremadamente enamorada de él.- 
Cuando consiguió enamorarme de verdad, se acostó conmigo. Fue el primero que lo hacia. Para el fue estúpido, pero para mí fue algo muy especial. Y ya sabes lo que dicen... 

- Sí, cuando una mujer se acuesta con un hombre siempre se termina enamorando.  - Termina el la frase mientras sigue mirándola. 

- Exacto. Y eso es lo que me pasó. Después de ese día cambió. Me mentía, me evitaba. Era increíblemente egocéntrico. Le encantaba la fiesta, beber y beber. El siempre tenía que se el mejor. Tras ese cambio repentino yo no entendía nada... Y me negaba a creer que él fuera así después de como se había comportado conmigo. Así que insistía e insistía por recuperar lo que no existía. De la impotencia que sentía hacía él. Uno de los días comenzó... 

- ¿Qué comenzó? - Pregunta él sin intentar conseguir a que se refiere. ç
- ¿Recuerdas la última noche de pilares? ¿Cuando despertamos en tu casa? ¿Recuerdas que me preguntaste que eran las marcas de mis brazos? 
- Sí - añade él 
- Pues esas marcas... - Dice ella mientras baja la cabeza avergonzada. - No quiero que pienses que estoy loca o que te lleves una idea equivocada de mí. 
- ¿Esas marcas te las hiciste tu verdad?

Ella lo mira y se queda pletórica. No sabe que decir...

CONTINUARÁ... 

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