"Espero que vivas todos los días de tu vida"

lunes, 8 de febrero de 2010

Capítulo 37 - METER MANO




Ya hacía posiblemente dos horas que ella había regresado de aquel bar triunfante con una bolsa llena de cubitos de hielo de aquel bar completamente gratis. Había ofrecido los hielos a todos presentes menos a él. Quiso saborear lentamente su victoria y dejar que se le "arrastrara" un poco. Primero él intento beber sin hielo. Pero cuando en su cara se apreciaron las arcadas y alguna que otra mini nausea sintió que ya era demasiado tarde para ocultarlo.

- Vale está bien... ¿Te importaría darme hielos?
- No, primero quiero que me lo pidas un poco más... - fue lo que dijo ella. Hasta que al final cedió y el pudo empezar a beber frío.

Ya habían dejado aquella zona donde se habían dedicado a beber. Los amigos de él iban muy contentos y no paraban de gritar por la calle. Ella se acercó entonces a Carolina y a su novio y hablaron de temas variados. Él intentó acercarse lo más sutilmente posible. Pero el cuarteto de "parejitas" no tardó demasiado en dividirse cuando Víctor comenzó a decir que él y ella hacían buena pareja y que estaban hechos el uno para el otro. Carolina le reía las gracias e incluso apoyaba la opinión de su novio. Pero a ellos, por mucho que les gustara escuchar aquellas cosas, se sentían avergonzados y a la vez orgullosos. Y caminaban hacia delante separándose de la pareja y acabando en dos grupos distintos para no tener que verse las caras.

- Oye ¿Por qué eres borde conmigo? - Dijo él sin poder evitar callarse mientras caminaban hacia los bares.
- Supongo que lo soy porque tú lo eres conmigo...
- ¿Así qué te dedicas a hacer todo lo que hago yo?
- No, yo no me dedico a hacerte preguntas incomodas
- ¿Esto te ha resultado incomodo?
- Puede... ¡Ai! Dejame ¿Quieres? ¡Me estás haciendo hablar sin sentido!

Él la mira. Por un instante se da cuenta de que sin querer a conseguido ponerla nerviosa de verdad. Se encuentran muy cerca el uno del otro y algo contentos después de esas copas que han tomado en aquel callejón. Él tiene cagas de repetir lo que lleva sin hacer dos noches. Ella dejaría que él lo hiciera encantada.
Finalmente llegan al bar "El buscón" - solo con ese nombre ya se podía percibir que tipo de gente frecuentaba ese local - pero todos entran ya que ella promete chupitos gratis para todos porque conoce al camarero. Como no... piensa él.

Dentro del bar ella camina ligera hacia la barra. Allí esta Bruno. Un amigo que siempre la invita a copas para ver si así puede conseguir algo con ella. Como ella lo sabe no tiene remordimientos a aprovecharse también de la situación. Pide los chupitos y los consigue tras ponerle ojitos y una bonita sonrisa al camarero. Él no puede evitar sentir algo de celos al verlos hablar y no saber de qué. Se siente atraído por ella y ahora que la ve menos segura de lo que pensaba tenerla, un impulso se apodera de él. Le tiene ganas y ademas quiere llamar su atención. ¡Zas! Le mete mano y le toca el culo.
Ella se gira prácticamente con la misma velocidad que eso sucede. Lo contempla, él sonríe bromista y luego ella le suelta una bofetada.

- Pero tú que te crees, ¿Qué porque nos hayamos liado este culo ya te pertenece?
- Solo ha sido una broma. No te lo tomes tan a mal chica... - Dice riéndose junto con los amigos que han presenciado el lugar del crimen.
El camarero coloca la fila de chupitos en la barra y ella los va repartiendo a los acompañantes. Por último coge el suyo y el que le correspondería a él. Finge ir a darse y después se lo tira por la camiseta. ´
Él se observa algo sucio y perplejo y después la mira a ella tomándose su chupito de tequila.

- ¡Salud! - añade ella. Y después todos ríen de lo que acaba de suceder. Él la mira furioso.

La guerra acaba de empezar...

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