"Espero que vivas todos los días de tu vida"

martes, 19 de enero de 2010

Capítulo XXVI - SALVADA





Eran exactamente las nueve y media de la noche. Sentada, en un rincón del baño alumbrada por única luz que procedía de debajo de la puerta ella temblaba y lloraba. Tenía entre las manos una cuchilla de afeitar.
Tal vez parece algo estúpido e incomprensible, pero esa acción, no era una simple acción. Era una tortura con la que ella cargaba desde hacía varios meses. Tal vez demasiados...

Fuera de si, intentó pensar en los motivos negativos de hacerlo. Pero los nervios no la dejaban pensar con claridad. Ella sabía que no era buena idea y que después de hacerlo se arrepentiría. Llevaba un buen camino y muchos meses de esfuerzo como para tirar ahora todo por la borda. Pero un pequeño desliz, posiblemente no hiciera demasiado daño. Después de todo necesitaba una vía de escape para desahogarse. Había vuelto a discutir con sus padres y no había escuchado demasiadas cosas receptivas hacia ella. Se sentía tan mal que necesitaba algo que la hiciera olvidar. Una vía de escape, un motivo para dejar de pensar en todo lo que no quería pensar. Comenzó a rasgar entonces la piel de su muslo con la cuchilla de afeitar. Cuando eso pasaba era imposible que pudiera parar asta haber conseguido hacerse demasiado daño como que su propio organismo no la dejara seguir auto lesionándose. Pero esa noche sucedió algo diferente. Su móvil sonó. Y entre todas las sombras del baño pudo verlo vibrar iluminado encima del WC.

Era él. Se dio cuenta entonces de que aun no lo había llamado para quedar esa noche, de que con todo lo que había sucedido no había tenido tiempo de pensar en lo que de verdad quería. Cuando eso pasó, respiro profundamente inhalando la mayor cantidad de aire posible y contestó. Lo hizo como siempre. Aparentemente alegre y divertida como en las anteriores ocasiones

- ¿Hola? - Dijo él al otro lado del teléfono al ver que nadie hablaba
- Hola... iba a llam...
. Como he visto que no llamabas...
- Sí, sí iba a hacerlo de hecho ahora, he estado ocupada - contesta ella algo indecisa
- Oye, carolina no va a venir hoy con nosotros... - Añade él con miedo por si ella decide entonces no ir - Pero bueno, podríamos quedar en las carpas... cuando estuvieras allí podrías llamarme...
- Sí, vale... te llamaré, me parece una buena idea

Él extrañado de que haya resultado tan fácil se despide de ella. Y ella se deja caer al suelo respirando de nuevo profundamente. Al menos esta noche verá a alguien interesante. Después recuerda que ya tiene otros planes. Ha quedado con unas amigas y con ese estúpido que se acopla a todas partes para verla. Por un momento, eso le da igual... estará él y eso es lo que importa. La noche no será tan aburrida como la anterior.

Sale del baño y se tumba en la cama. Se toca la pierna. Solo está roja, no le ha dado tiempo de hacer algo más que superficial. Cierra los ojos y entonces es consciente. Sin querer él la ha salvado...

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