"Espero que vivas todos los días de tu vida"

domingo, 31 de enero de 2010

Capítulo 29 - LAS TRES REGLAS DE ORO



Si había algo que ella tenía muy claro es que poseía un don. Los hombres siempre se movían acorde a tres reglas básicas: La primera de todas, un amigo es un amigo. Es decir, ellos estarán cuando una mujer les rompa el corazón; por eso no deben olvidarse de ellos. 
La segunda: Nunca les hables en futuro o de compromisos serios porque eso les hace salir corriendo. 
Y la tercera, aunque por ello no menos importante, la regla que contradice a ambas: Cuando se trata de una mujer guapa, ellos suelen olvidar las dos reglas anteriores para cometer la "estupidez" de hacerle caso a ella. 

Este era el caso del último tipo de personaje que siempre forma parte de una fiesta. 

- Haber si lo he entendido, ¿Piensas coger esa litrona llena que acaban de poner en la barra? - Pregunta él "flipando" por lo tranquila que ella le ha explicado su plan. 
- Exacto 
- Y... ¿Cómo pretendes que no se entere de eso?
- Es sencillo ¿Ves a ese chico de allí? - pregunta ella. Él mira la litrona y al lado ve al chico al que ella se refiere. Asiente - Pues ese chico es el que va a robar nuestro cubata, aunque el pobre ni siquiera lo sepa claro... - Dice ella divertida 
- Ah, ¿Sí?, ¿Y como pretendes hacerlo si puede saberse?
- Observa - Contesta ella muy segura de si misma. - Oye perdona... - Dice mientras mira coqueta al chico. Este se mira a si mismo y después la mira a ella asombrado de que se esté dirigiendo a él. - ¿Te importaría acercarme el cubata que tienes al lado? Es mío y no llego... - Después sonríe dulcemente 
- ¿Este?
- Sí, sí, muchas gracias... - Lo agarra y desaparece de la barra, se escabulle entre la gente y se arrima a él. - ¡Boila! 
- Yo flipo contigo en serio... ¿Así de simple? - pregunta el asombrado 
- Son las armas de mujer... 
- Pues yo no me dejaría engatusar tan fácilmente por algo tan simple como eso... - contesta él seguro de si mismo ahora. 
- Puede que no... pero aquí estás disfrutando de mis logros... - Dice divertida alzando la litrona en señal de victoria simulando un brindis. Coge una de las pajitas y le pasa la otra a él. Beben a la vez del mismo baso mientras se miran con una media sonrisa divertida. Está claro, que no saben que ese primer vaso de alcohol esta noche les va a conducir a una noche inolvidable, digna de recordar... 

Ya sabéis... Los borrachos y los niños nunca mienten... 

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