"Espero que vivas todos los días de tu vida"

jueves, 17 de diciembre de 2009

Capítulo VII - TACONES DE AGUJA



En el taxi ella pensaba que le diría a él cuando lo viera. Esa semana se habían estado mandando mails todos los días. Tardaban en contestarse para disimular sus ganas de conocer al otro. Pero una extraña fuerza tenía más poder que su orgullo y siempre terminaban contestándose. Esa noche iban a volver a verse de nuevo ¿Qué llevaría puesto? ¿Se comportaría igual que el primer día? ¿Volvería a ignorarla? Ella ya se había dado cuenta de que él sentía algo por ella, aunque fuera un simple capricho. Pero se sentía insegura. Ella siempre lo había tenido claro con todos, pero este chico la desconcertaba - Realmente ahí es donde estaba la magia.- 



Andaba hacia delante con sus tacones de aguja, ya podía visualizarlo a lo lejos con el resto del grupo. Se acerco a besar y saludar a los demás. A él lo dejó para el final- solía hacer lo mismo con la comida. Se comía lo que más le gustaba lo último para que se le quedara un buen sabor de boca.- "Hola" dijo ella sonriente finalmente. "Hola"  contestó él. Se miraron fijamente durante un segundo a los ojos. Podían saltar chispas. Una parte de ella habría deseado saludarlo con un abrazo, besarlo, tocarle el pelo. "Estúpida" pensó ella, ya estaba teniendo esos ridículos pensamientos otra vez. Solo que ahora, no estaba borracha. Ella entró al bar con unos cuantos y él se quedo fuera bebiendo con otros. Estaba sucediendo lo mismo que el anterior fin de semana cuando se vieron por primera vez. Lo más curioso era que ambos querían estar juntos esa noche; Los dos pensaban en las formas discretas en las que podían acabar la noche juntos sin que parecieran interesados el uno por el otro. El orgullo de ambos hace que se separen. Los chicos se van primero a los bares de la ciudad. Las chicas se quedan en el primer bar. Ya esta, ya han perdido su segunda oportunidad por estúpidos. Esa noche tampoco la pasarán juntos. 


Ellas bailan, beben y se divierten con los demás. Está algo ebrias. De pronto, alguien se abalanza sobre ella. La abraza. Es una amiga del pasado. Ella se alegra de verla. Hablan y se pierden en medio de la noche. Para cuando quiere volver con sus nuevas amigas ya es demasiado tarde. Mira su móvil. Un mensaje: Nos vamos ya a casa, llámalo a él  que ellos seguirán por ahí más rato. Lo piensa unos segundos, pero está borracha y tiene ganas de verlo. Lo llama. 

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