"Espero que vivas todos los días de tu vida"

lunes, 14 de diciembre de 2009

Capítulo IV - TEKILA



El alcohol va haciendo efecto en todos los presentes. Se está sintiendo a  gusto, más a gusto de lo que había imaginado. Esa chica rubia con aire gracioso está resultándole simpática, habla mucho, igual que ella y eso le gusta. La otra morena no la mira demasiado bien, pero no le importa demasiado, está acostumbrada a no caerle bien a todo el mundo, no supone ninguna novedad. Se pregunta mientras tanto que hacen fuera en la terraza. Las chicas están dentro, ellos están fuera. Ella piensa en él ¿Por qué no entra? Él le ha gustado pero parece no hacerle demasiado caso, a diferencia de lo anterior, eso si que es una novedad...

La noche sigue, ahora todos se han ido a disfrutarla a los locales del centro de la ciudad. Ella baila con sus nuevas amigas. Él la mira cuando ella parece estar despistada. Sus gestos y sus movimientos son sexys, piensa él. Es una pena que la vea demasiado inaccesible, parece una chica difícil. Pero otra parte de él confía en sus posibilidades. Hay una química extraña en los dos, es como el viento. No puede tocarse, pero puede sentirse. Ella lo mira, ahora habla con sus amigos ¿Cómo es posible? El bar la observa con ganas y el parece tratarla como si no existiera ¿De que estarán hablando?

Se queda solo un segundo, sus amigos hablan con las demás. Seguramente es su pequeña oportunidad. Se ve en la obligación de llamar su atención, se siente furiosa e impotente. Se acerca a él y le pregunta algo al oído, el asiente con la cabeza. Entonces ella se acerca ligera y despampanante a la barra, y le dedica al camarero su mejor sonrisa. Este parece obedecer lo que ella le dice - como siempre- y trae dos chupitos. Ella se lo da a él, se lo toman. Pero él está algo borracho para darle las gracias y después se va. Ella no puede creerlo, no le cae bien, le parece prepotente y creído. Nadie pasa de ella y no va a ser él más que los demás. Ahora ella lo odia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario