"Espero que vivas todos los días de tu vida"

martes, 10 de mayo de 2011

Capítulo 88 - Amor: Dulce droga



- Te he dejado aquí el número de teléfono de la abuela. Si surge cualquier problema ponte en contacto con ella.

- Está bien mamá… - Dice ella con voz cansada.

Su madre siempre tan insistente. Tiene la sensación de que la sobreprotege demasiado. Es normal, después del infierno que vivió su familia el año pasado. Pero eso ya era pasado, aunque su madre no dejara de recordárselo en todo momento. El pasado, pasado será siempre. Pero no hay nada como los miedos de una madre y el deseo de proteger a sus hijos.

- Bueno, me marcho – Repite la madre

Ella asiente.

- ¿Seguro que estarás bien?

- ¡Sí mamá! – Suelta un chillido

- Está bien, está bien… Llama a la abuela si pasa algo… ¿Sí o no?

Ella desiste mirando hacia el techo y resoplando indignada. La madre desaparece por la puerta. Poco después oye como la puerta de la entrada se cierra y el ruido del motor del coche se calienta. El coche se ha ido. Está sola en casa. Por fin sola, piensa. Pero a los pocos segundos se apodera de ella una sensación, una sensación que la sumerge en un profundo vacio. Soledad… divino tesoro cuando es buscada y triste castigo cuando aparece y no la deseamos.

Intentando hacer que esos pensamientos desaparezcan de su cabeza intenta buscar una solución rápida. Toma la opción de mirar el estucado de la pared intentando descubrir dibujos en él. Ve un conejo, un barco, incluso consigue ver el atraco de un banco en imágenes. Está loca, cuanta imaginación, piensa. Nadie con su edad hace todavía esas cosas.

Aun tumbada en la cama se da la vuelta. Resopla. Y siente dentro de ella una sensación extraña. No se ha caído, no se ha golpeado, pero le duele. Algo dentro de ella grita. Entonces una lágrima amarga resbala por su mejilla. Que difícil, dice en voz alta. Y después termina la frase dentro de su cabeza: que difícil tiene que ser todo siempre.

Y es que, cuando todo parecía ir bien y estaba emocionada con él… Tiene entonces que defraudarla. Eso pasaba por haber confiado en él. Ella era una más. Era una de esa lista imaginaria que él tenía guardado en el cajón de su mente. Una de esas que se había hecho una película de: chico malo conoce a chica buena y esta lo escarmienta, lo cambia y después viven felices para siempre. Pero eso solo pasa en las películas, tal vez también en los libros… Pero en la vida real… ¡Claro que no! En la vida real ella era solo una chica más, a la que le habían hecho daño.

Él ya no iba a volver. Debía hacerse a la idea. Él era feliz así… con su vida descontrolada, sin asumir responsabilidades y llevar a cabo solo riesgos. Seguramente él ni sería consciente de que ella estaba así en su casa. Conociéndolo, seguro que estaba en el bar tomando cerveza con sus amigos. Seguro que con su cabeza fría, pensaba que ella solo había sentido por el algo similar al encaprichamiento… ¡Iluso!, piensa.

Los chicos malos no están hechos para ella. Solo hacen sufrir… y ella ya ha tenido demasiado escarmiento. Siempre acababa con los mismos. Y este… era tan diferente al resto de los chicos que había conocido, era tan especial, tan fácil y difícil al mismo tiempo, tan morboso, tan incierto… Era tan imperfecto que todo ese caos apocalíptico transformaba todas las imperfecciones en pura, impecable perfección. Dulce locura.

Todo él era tan incierto. Nunca sabía lo que le esperaba cada vez que lo veía. No vestía de marca, pero cuando estaba a su lado lo veía siempre el más guapo. No tenía el mejor coche, pero era el coche más entrañable y acogedor en el que había viajado. Él no esforzaba por tenerlo limpio, o porque la tapicería se estropeara, lo dejaba vivir, como él, que también vivía siempre con cada cosa que hacía. Cuando más se comiera en el coche, o más ruedas se pincharan, o más arañazos tuviera mejor. “Hay que desgastarse, nacemos para vivir al máximo, la vida es realmente triste, una mierda si piensas en el final. Pero si le ves el lado positivo, es una jodida aventura, la única y más real. Y como soy de esos de los que piensa que esto es lo único que hay, lo pienso aprovechar al máximo. Así que cómete esa hamburguesa y deja de preocuparte de si manchas o no el puto coche, ¡Disfruta!” La voz de él le viene a la cabeza.

No cenaban en restaurantes caros ni lujosos, pero ningún restaurante, por muy caro que fuera, daba la posibilidad de ver las estrellas como cada noche las podía ver con él mientras comían un bol casero de pasta hecha por él. Tampoco se iban a ningún reservado o zona vip en las discotecas… Pero ¿Cuándo antes había tenido que correr tanto para evitar una pelea? ¿Cuándo antes había sentido esa adrenalina por hacer cosas ilegalmente prohibidas? Y sus besos… sus besos robados. Se toca con los dedos sus labios… cierra los ojos. Suspira…

Se levanta de la cama y se apoya en el respaldo. Observa la habitación, se aburre y mientras oye el claxon. Vuelve a mirar el techo y a imaginar que ve dibujos en él y entonces escucha el claxon. Bosteza y se rasca los ojos y de nuevo, el claxon. Se estira y… ¡El Claxon! ¡Dios Mío! ¡Es el claxon!

Se levanta acaloradamente, como una loca, ese claxon, lo reconocería. Tenía una sensación, una adrelanina especial… sí, esa adrenalina que solo podía sentir con una persona. Descalza, como siempre corre al cuarto de en frente que da al jardín de la casa y a al portón de la entrada. Se tropieza antes con dos pares de sus zapatos de tacón. Recorre el rellano de la escalera, deja a un lado el baño y la habitación de su hermana, entra al cuarto de sus padres y mientras tanto, sigue escuchando ese claxon. Aparta como puede las cortinas. El claxon ya no se oye. Finalmente las despeja y abre la ventana. Ahí está subido encima del coche.

Sonríe como una tonta. Una estúpida emocionada. Le brillan los ojos, se precipita a bajar las escaleras. Ya no está enferma, ya no siente nauseas. Se han sustituido por unas mariposillas juguetonas que le hacen sentirte viva, despierta, ilusionada. Cruza el jardín, no piensa, solo actúa. Abre la puerta… Se miran. Él da un salto y baja del coche, se apresura a ella.

- Pero que estás haciendo aq… - Y antes de que pueda terminar…

La besa, la besa con locura sin pensarlo, sin parar. La besa fuerte, sin dejarla escapar. La abraza y una lágrima resbala por la cara de ella. Y finalmente, sin darse cuenta de que necesitan aire, por naturaleza separan despacio los labios, quedándose a dos centímetros.

- Escúchame, los dejo, los he dejado ya… no voy a fumar. No los necesito…

Ella aun no contesta. Esta en shock.

- Que sucede pequeña… - Dice él

Finalmente, tragando saliva y recuperándose contesta.

- Y como sé que puedo creerte…

- No tienes que hacerlo, lo entiendo. Pero si sigues más tiempo a mi lado podrás comprobarlo por ti misma. No los necesito… de verdad… Esta semana ni los he probado

- No entiendo porque ese cambio de opinión…

- Me he dado cuenta de que tengo a mi lado otra droga más sana… y más guapa… y más divertida… y mucho, pero muchísimo más perjudicial para la salud… ¡Madre mía eres una puta locura!

Los dos se miran. Y sin saber porque ríen sin dejar de mirarse y poder parar. Y solo se les escucha a ellos en mitad de ese campo. Y sí… también se escuchan pájaros, y la brisa del viento, y los coches de la autopista… Pero ellos, no escuchan nada más.

- Por favor, perdóname…

Ella se hace la difícil.

- No quiero volver a pasarlo mal por nadie… - contesta finalmente precavida

- ¡No!, te prometo que yo no te voy a hacer daño nunca… al revés, yo te protegeré…

- Ya te haces el machito… ¡Primero deberías protegerte a ti! ¡Siempre te metes en líos!

- Seré bueno… lo prometo… he pensado estos días…

- Que has pensado…

- Que estás loca, que eres diferente… Que te echo de menos… Eres especial…

- Calla…

- No en serio, no eres especial porque lo seas para mí, que eso también. Eres especial por ti misma, para todo el mundo… si te dejo escapar estoy loco…

- Ya lo estabas antes de conocerme…

- ¡Sí! Pero contigo estoy aun más loco… ¡Y eso es buenísimo para mí!

- Ha, ha, ha… ¿Esos son tus argumentos?

- Solo dame al menos unos días…

- Me lo dices como si fuéramos algo…

- Vale, no somos nasa escrito sobre un papel o sobre un acuerdo… pero juntos somos algo especial… dame esos días…

- No sé si me apetece… - Añade ella (Y miente, claramente)

- Ha, ha, ha, ¿En serio eres así?

- ¿Cómo?

- Tan loca y testaruda…

- Lo odias claro… - Dice ella

- No - Y la besa dulcemente… - Me vuelve aun más loco…

Y besan más… y más… en esa tarde de invierno…

4 comentarios:

  1. Me gusta :)
    Por cierto, adoro a ADELE. Set fire on the rain !

    http://vollversion.blogspot.com/

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  2. nono, me encanta .

    http://www.wildfoxcouture.com/

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  3. Está muy linda tu historia hasta ahora, espero que logres culminarla y esta tenga un hermoso final.

    Gracias por pasarte por mi blog, te sigo.

    Besistos preciosas.

    Pd: me encanto el post de la joven ciega.

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  4. ¡Que linda historia!, tengo que leer las otras para engancharme...¡ah por cierto muy lindo tu blog, y yo también te sigo!!!
    Te dejo muchos besitos exagerados!!!

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